Hugo Piñón, el valdoviñés de profesión viajero

La última aventura de este joven lo ha llevado a Nepal como organizador de viajes para la empresa WeRoad

La última aventura de Hugo lo ha llevado a Nepal

Cuando Hugo Piñón era pequeño quería, soñando a lo grande como tantos niños, ser granjero y astronauta. Ahora, una veintena de años más tarde cree que, salvando las distancias, no se ha quedado tan lejos.  No viaja a la luna, pero este joven sí se ha recorrido medio mundo -su cuenta actual es de 73 países-, aunque siempre que puede vuelve a Valdoviño, su casa, con sus animales.

Este joven de Valdoviño estudió publicidad y relaciones laborales en Vigo y comunicación audiovisual en Coruña. La primera decidió su trabajo actual. “Siempre fui una persona creativa, pero ahora trabajo con clientes directamente y me pongo mis propios horarios. Me gusta porque puedo hacerlo desde cualquier sitio”, cuenta este joven nómada.

En la universidad fue donde vivió su primera pequeña aventura, su Erasmus a Roma. Estuvo nueve meses viviendo en la ciudad, y fue la primera vez que tuvo que enfrentarse al mundo “solo” y salir de su zona de confort. “Es al sitio al que más he vuelto porque llego y me siento como en casa, siento cosas muy bonitas”, cuenta emocionado.

Pero las peripecias de Piñón no habían hecho más que empezar. Le seguiría ser profesor en una universidad francesa y, aunque sus amigos le insistían que no iba a encontrar nada mejor, se arriesgó y unos años más tarde entró a formar parte del equipo de Google en Polonia.

World Life Experience

Una de las mayores aventuras llegó en el año 2018, cuando el programa de World Life Experience le ofreció una oportunidad única: viajar por el mundo con un sueldo de 2.500 euros mensuales participando en proyectos sociales. Fue su padre el que le mandó el link para una experiencia que viviría con otros 11 elegidos y que lo marcaría.

“Estuvimos con niños en el hospital en Uruguay que estaban luchando contra el cáncer infantil o con niños que habían sufrido abusos en Colombia, los ayudábamos con los deberes, jugábamos con ellos… Creo que fueron los proyectos que más me marcaron”, explica el valdoviñés. Un viaje en el que contaba con compañeros muy variados, ya que todos eran de países diferentes. “Al final fue un equipo muy guay, nos adaptamos todos mucho. Aún a día de hoy nos seguimos llevando muy bien y manteniendo el contacto y viajando juntos”, cuenta.

¿Y qué hizo en la pandemia?

Pero, ¿cómo vive un nómada una pandemia mundial que cierra fronteras durante meses? Para Hugo Piñón, no fue difícil. “Viajé dentro de lo que se podía. Fui a Portugal, descubrí mucho España, fui por Tarifa. Viajas con mucha más calma y vi que España tenía cosas muy chulas”, explica un gallego acostumbrado a adaptarse.

Pero incluso cuando hubo que parar completamente, no se le hizo complicado. “Para mí mi gasolinera es mi casa. En la pandemia no lo pasé mal porque estaba en mi sitio favorito del mundo”, explica declarándose completamente enamorado de su tierra.

Pese a todo, la parada no iba a ser muy larga. Piñón acaba de volver de un viaje de 13 días a Nepal, un viaje que le han pagado por realizar. En esta última aventura ha trabajado con  WeRoad, una empresa que hace viajes en grupo y manda a un coordinador de viaje. El coordinador se encarga de que todo vaya bien, y a cambio le pagan. Una tarea compaginable con otro trabajo, porque los coordinadores eligen las fechas y el destino al que quieren ir. La idea es que las personas que vayan, generalmente de entre 25 y 45 años, no se preocupen de nada.

“Una de mis partes favoritas de los viajes cortos es perderme en las calles de una ciudad y hablar con la gente. Es verdad que ahora en Nepal con el tema del covid no lo ha podido hacer, pero ya tenía muchas ganas de volver a salir al extranjero”, describe ilusionado.

La aventura solo acaba de empezar

A pesar de llevar una mochila ya cargada de experiencias únicas, este joven declara que aún le queda mucho por hacer. “Solo sé que quiero seguir descubriendo cosas. Me decepcionaría mucho con la vida si digo ya está, ya no queda más que hacer”. ¿Entre sus próximos planes? “Tengo muchas ganas de viajar a Ciudad del Cabo en Sudáfrica, coger un coche destartalado y subir hasta Valdoviño”, explica. También tiene pendiente visitar Sri Lanka y Japón, y le gustaría vivir una temporada en Buenos Aires, una ciudad de la que se enamoró la primera vez que la conoció.

Un viajero que adora sus aventuras, pero que confiesa lo que más echa de menos mientras viaja: su familia, sus amigos y el mar. “Creo que todo lo que hago está relacionado con el mar, mi familia y mis amigos. Todo lo mueve lo mismo”, finaliza el aventurero valdoviñés.

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