El Monte da Vela está siendo objeto de estudio de los estudiantes de segundo curso de la Universidad de A Coruña. Las baterías de Campelo Alto y Campelo Bajo —que es como se conoce este monte—, ubicadas en un entorno natural protegido por la Red Natura 2000, quedan los restos de instalaciones, caminos y equipamientos militares que actualmente, que están abandonados. En 2021 el Ministerio de Defensa ha cedido, por 25 años (con opción de compra), las baterías de Monte Campelo al Concello de Valdoviño, que busca ahora una revalorización de este espacio privilegiado.
En ese contexto, los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura da Coruña, guiados por su profesor Luis Walter Muñoz Fontenla, Doctor en Arquitectura, en el desarrollo de las asignaturas Proyectos –P2 y P3–, elaboran planteamientos y proyectos para la recuperación y puesta en valor de este espacio. Estos proyectos docentes tendrán su presentación en la segunda quincena del mes de julio y, a su vez, enviarán el material al concello para hacer una exposición.
Estas asignaturas, pertenecientes al Departamento de Proxectos Arquitectónicos, Urbanismo e Composición, se centran en un concello gallego, preferiblemente costero, durante dos cursos académicos para planificar y estructurar propuestas de intervención en el lugar, con el objetivo de mejorar un enclave sacándole todo su desempeño.
“Veníamos de trabajar un año en Gondomar, son dos cursos en los que queremos sacar rendimiento al lugar con trabajos distintos”, explica el profesor. La asignatura la plantea de manera el primer cuatrimestre, el alumnado, trabaje en un entorno y espacio natural próximo a la costa, “un espacio costero o un espacio relacionado con el curso de un río”. Del que afirma que Valdoviño se presta en todos los aspectos a que trabajen ahí porque “desde el punto de vista paisajístico y natural es excepcional, con esa línea de costa que tiene”.
Construcción de las baterías militares
Monte Campelo se construyó como parte de la modernización de la defensa de la base naval Ferrol-Coruña para adaptarse a las nuevas amenazas planteadas por las armas del S. XX, especialmente los grandes acorazados. En 1926 se plantea la fortificación con cuatro puntos fuertes en Campelo, Prior, Prioriño y San Pedro en los que emplazar cañones de 381 mm. acompañados por otros de 15 cm para defensa cercana, que se montaron en 1929 y quedaron operativas en 1933.
Este conjunto era uno de los más completos de su época y garantizó la seguridad de la base en los difíciles años de la II Guerra Mundial. Sin embargo, en 1941 los cañones se trasladaron a Tarifa dado que el foco de la guerra se desplazó al Mediterráneo, ya que el Estrecho de Gibraltar se encontraba mal defendido.
Esta artillería ha sido la más grande con la que ha contado el ejército español y que, a día de hoy, siguen operativas siendo las de mayor calibre que permanecen en uso de las que posee la OTAN. Las baterías de Monte Campelo tienen la importancia de ser las últimas baterías de costa de una serie iniciada en el siglo XVI.
Banco de ideas
Ahora, solo quedan las ruinas abandonadas y el concello de Valdoviño, con ayuda de la Deputación de A Coruña tiene la intención de devolverle a este enclave militar un nuevo uso. Para ello, los futuros arquitectos elaboran y plantean unas iniciativas para proveer al consistorio de un banco de ideas en los que inspirarse para recuperar las baterías.
La primera parte de la asignatura es “un trabajo muy vinculado a la lectura del lugar, a su aprendizaje y a su interpretación”, aclara Fontenla, que insta a cerca de 140 alumnos a “captar el espíritu del sitio de una manera explícita y sensible, a recorrer los caminos y senderos, a moverse para finalmente plantear una propuesta que permita al visitante del lugar interactuar con el sitio”.
El segundo proyecto implica un pequeño equipamiento vinculado a ese espacio natural, “añadir otras capas al proyecto de reciclaje de las baterías”. Los alumnos considerarán la instalación en el lugar de un “sitio de refugio, de conocimiento, de reunión, de descanso, de imaginario del pasado…”
Entre estas propuestas podría ser la creación de un punto de intercambio de bicicletas, accesible tanto en automóvil como en autobús, y que cuente con una estación de bicicletas para continuar el recorrido en este medio de transporte.
El doctor Fontenla, acalara que “son proyectos docentes”, pero sirven al concello para tener ideas para la rehabilitación del lugar. El alumnado trabaja con mucha más libertad a la hora de desarrollar su creatividad, para intervenir y plantear, “algunas son más realistas y otras, más utópicas”. El alumnado tiene la ventaja de no estar supeditado a ningún presupuesto, porque no se trata de proyectos profesionales, pero esta visión joven, adaptada a los tiempos actuales, es una ventaja que al concello de Valdoviño le vendría bien aprovechar.