Abren sitio nuevo en Ferrol, leo artículos, mucha expectación en Instagram y ni siquiera ha abierto. ¿Qué rollito traerá este nuevo sitio llamado Bacelo? ¿Tendrá alguna buena historia detrás? La verdad que el día que se me ocurrió reservar fue el día de Las Meninas de Canido y, por suerte, alguien había cancelado, así que tuve el placer de comer allí con un viejo amigo.
Calle Dolores. ¿Será aquel bajo donde Chicote grabó uno de sus programas de “Pesadilla en la cocina”? ¡Pleno!
Nada más entrar, la pared enorme de azulejos azules con su logo me encantó, todo nuevo, impecable. Mesas llenas y al fondo, bajo una parra de uvas, mi mesa con un menaje precioso y mimado de Sargadelos.
Lo que me iba a encontrar en la carta era un misterio, ya que no había visto fotos previas de lo que ofrecían, pero todo pintaba muy bien. Carta de una página, con mucha variedad y platos diferentes con precios razonables, teniendo en cuenta que el producto es fresco, de calidad y con muchas elaboraciones detrás.
Pedimos unas vieiras ahumadas con trigueros, apionabo y bacon, que llegan cargadas de humo y no me llegaba el pan para todo lo que quería mojar. Después, un carpaccio de gambas, aguacate, fresas con vinagreta de sus cabezas y un punto cítrico que te explotaba en la boca llenándola de sabor.
Por último, un secreto de cerdo de castañas, salsa de miel, y chutney de mango y cúrcuma. En este punto mi amigo y yo debatimos acerca del punto adecuado del secreto, pero teniendo en cuenta que ninguno es chef ni gastrónomo, lo único que puedo decir es que es el secreto más tierno que he probado y, para mí, estaba en su punto.
El tiramisú de té matcha y la milhoja de pasión y chocolate pusieron la guinda al pastel: estéticamente muy trabajados y por dentro os dejo la intriga para que vayáis a probarlos.
Sólo me faltaba la historia de Alejandro. Intuía que era buena y estaba intrigadísima, pero el pobre tenía todo a tope y quedamos en llamarnos. Alejandro cumplió uno de sus sueños en plena pandemia, poder tener un restaurante propio, algo que empezó a cocinarse cuando tenía cuatro años y disfrutaba aprendiendo cocina con sus dos abuelas Carmen y Rosa.
Su abuela Rosa siempre le ponía una olla pequeña para él y le explicaba cómo tenía que ir elaborando la receta. Después las vecinas acudían a la cata de los platos. Años más tarde llegó la hora de decidir a qué se dedicaría y se fue a estudiar hostelería a Pontedeume en el año 2005. Su experiencia pasa por sitios conocidos como el Muiño do Vento, La Pedreira o el restaurante Zalacain en Madrid, entre otros.
Llegó nuestro amigo Covid. Alejandro y su pareja, Mar, paseaban por las calles de Ferrol mirando locales, y un cartel de “Se vende” llamó su atención, lo fueron a visitar y supo que ese era el local ideal para comenzar su proyecto.
Amigos y familiares colaboraron en la propia reforma hasta que todo quedó como él lo había imaginado en su cabeza. Bacelo, un lugar pensado para el disfrute, para vivir experiencias gastronómicas que emocionen. Tanto es así que la cocina es abierta para poder ver a sus clientes disfrutando de su cocina.
Alejandro y Mar han pensado todo al detalle, estética, carta, vinos , menaje , servicio, incluso el día que cierran semanalmente para que otros hosteleros puedan ir a comer o cenar y disfrutar de la buena gastronomía. Me ha encantado conocer su casa, su historia; se respira y se siente la pasión que llevan dentro porque para Alejandro Bacelo la hostelería es “una forma de vida”.
📍 Calle Dolores 44 , Ferrol
IG: @bacelo_restaurante
Facebook: Bacelo Restaurante
🌐 https://restaurantebacelo.com/
⏰ Horario 13:30 – 15:30 / 20:00 -23:30 ( cierra los martes noche y miércoles)
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