Heráldica e historia o viceversa

Torreón de los Andrade, en Pontedeume

Repetidas veces hemos hablado de heráldica y pudiera parecer que es un tema que nos apasione. No es así. Los estudios de heráldica y genealogía siempre han tenido una pléyade, reducida pero entusiasta, de seguidores que parece haber aumentado en los últimos años con las facilidades que ofrece Internet en la difusión de conocimientos de difícil acceso. Y sin duda a dicha difusión ha contribuido la creación en 2002 de la Asociación de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria de Galicia y de su revista, de la que se han publicado 16 números. Disciplinas que entroncan con lo que conocemos como Historia Local, incluso familiar, con una vertiente artística nada despreciable, la Heráldica y la Genealogía nos interesan en la medida de que, superando la mera descripción, se convierten en ciencias auxiliares de la Historia.

La reciente restauración del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Pontedeume nos ha proporcionado dos escudos: uno, el de Fernando de Andrade, del que ya hemos hablado en un artículo anterior; y otro que podría pertenecer a su primera mujer, Francisca de Zúñiga y Ulloa. Fue doña Francisca hija  de Sancho Sánchez de Ulloa y de Teresa de Zúñiga. El primero fue hijo de Lope Sánchez de Ulloa y de Inés de Castro; y la segunda, Teresa, lo fue de María de Bazán y Suero de Zúñiga, lo que justifica las armas del escudo que encontramos en la pared del lado de la epístola: primer cuartel ajedrezado de quince piezas, ocho de oro y siete de gules; segundo cuartel con banda enmarcada en cadena, de Zúñiga; tercero con los seis roeles de los Castro; y cuarto con escaqueado o jaquedo de los Bazán.

Posible escudo de Francisca de Zúñiga

Pero lo importante de este escudo es que nos dice que la capilla fue construida con anterioridad a su muerte, acaecida en 1527. Antes para su datación utilizábamos la fecha grabada en la mazonería del retablo que se encuentra en la capilla; es decir, 1530. Un elemento de duda es que el escudo no está dispuesto simétricamente en la pared de la capilla con respecto al de don Fernando, sino que está más alto y más a la izquierda, como si ambos escudos no hubiesen sido realizados en el mismo momento. 

Otros escudos de la villa de Pontedeume

La obra de referencia para los escudos de la villa es Heráldica de Pontedeume, de Antonio Vázquez Rey, cronista oficial de la villa de Neda. Uno de estos escudos es el que encontramos en la fachada del concello, que don Antonio consideró de Fernando Ruiz de Castro (1505-1575), marido de Teresa de Andrade. Fueron los Reyes Católicos quienes decretaron la construcción en todas las villas de casas de ayuntamiento, orden que tardó en materializarse.

Antes las reuniones se celebraban en plazas o en alpendres de iglesias. Desconocemos cuándo se construyeron las casas del concello de Pontedeume, pero de lo que estamos seguros es de que se reedifican con posterioridad al incendio general de la villa de 1607 y que sufrieron otra importante reedificación en la década de los 70 del siglo XX. Sabemos también que su escudo fue picado en el trienio liberal de 1820 a 1823 y repuesto posteriormente, lo que explicaría su perfecto acabado. Esta circunstancia nos llevó a considerar que, teniendo en cuenta además su color rojizo, pudiese estar hecho de otro material distinto del granito, suposición que parece no ser así, pues, como nos ha hecho ver Antonio Leira, el granito puede adquirir dicho color y acabado.

Pero aquí, en efecto, la Historia parece corregir a la heráldica. Planteamos ahora la hipótesis de que dicho escudo pudiera pertenecer a uno de los hijos de Fernando Ruiz de Castro y Portugal (1548-1601), VI conde de Lemos. Estos hijos fueron Pedro Fernando de Castro y Andrade (1576-1622) y Francisco Ruiz de Castro y Portugal (1579-1637). El escudo posee las armas de los Osorio, Castro y Trastámara, a las que se unen las armas de Nápoles y Sicilia.

Sabemos que Francisco Ruiz de Castro y Portugal fue virrey de Nápoles, sucediendo momentáneamente a su padre, y de Sicilia. Como hermano mayor, Pedro Fernando de Castro y Andrade, presidente del Consejo de Indias y también virrey de Nápoles, fue VII conde de Lemos, pero a su muerte le sucede su hermano Francisco, quien en 1629 renuncia a sus títulos e ingresa en la orden de S. Benito. La religiosidad de este miembro de la casa de Lemos explicaría la inscripción de las cuatro sorprendentes esferas que circundan el escudo conteniendo la leyenda SPES MEA IN DEI, es decir, mi esperanza en Dios.

Otro singular escudo, al parecer encontrado en las ruinas de la Casa-Palacio, es el que hoy se encuentra en el vestíbulo del Concello. Considerado como el escudo más antiguo de la villa, posiblemente sea una pieza del siglo XVI o XVII, pues llama la atención que, siendo el puente construido a finales del siglo XIV de arcos apuntados, los arcos del escudo sean de medio punto.

Detalle del escudo del Torreón de Pontedeume

Y, por último, el escudo que hoy está en el torreón procedente de la fachada del palacio de Andrade concita mayor unanimidad por parte de los investigadores. Por contener el Toisón de Oro parece pertenecer a Francisco Ginés Fernando Ruiz de Castro Portugal y Borja (1666-1741), defenestrado por apoyar al archiduque Carlos de Austria. A consecuencia de ello llegó a ser encarcelado. ¿Se retiró y residió en el Palacio de Pontedeume, con tiempo para hacer labrar el escudo?

 

Carlos de Castro Álvarez es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Valladolid. Profesor de Geografía y Historia en el IES Breamo de Pontedeume. Cofundador de la revista Cátedra, Revista eumesa de estudios y de la editorial Espino Albar.

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