La subida progresiva de la temperatura del mar está provocando desajustes inquietantes. Entre ellos, la llegada de medusas y organismos similares a las costas gallegas, como es el caso de la carabela portuguesa. Esta especie, que puede parecer inofensiva por sus atractivos colores morados, guarda un grave riesgo en los tentáculos, que pueden alcanzar hasta 10 o 20 metros de longitud y causar picaduras dolorosísimas con graves afecciones y, en casos extremos, incluso la muerte. Los expertos señalan que su llegada al litoral gallego responde a los efectos de la contaminación producida por las actividades humanas que derivan en el calentamiento del agua, cambios en las corrientes marinas y escasez de depredadores —en el caso de las carabelas portuguesas, las tortugas marinas—.
En lo que llevamos de mes de agosto son varias las playas de Galicia, sobre todo de A Mariña lucense, que han tenido que prohibir el baño en varios arenales por el avistamiento de estos invertebrados. A principios de mes fueron varias playas de Lugo las que prohibieron el baño; en la localidad de Barreiros, los arenales de Lóngara y Coto, se encontraron ejemplares de gran tamaño; en Foz, Llaz y A Rapadoira recibieron algunas piezas más pequeñas, pero suficientes para advertir a los bañistas por megafonía y levantar la bandera amarilla.
La zona de Ferrolterra no está exenta de este tipo de visitas inoportunas: a finales de agosto del año pasado ya se producía el cierre total de todas las playas costeras, excepto las de A Graña y Caranza, debido a la presencia de medusas del tipo velero (Velella velella). Pues bien, hace dos fines de semana, se ha tenido que volver a restringir el baño en la playa valdoviñesa de Pantín por avistamiento de carabelas portuguesas (Physalia physalis).
Y es que desde hace algo menos de una década se está notando la proliferación de esta especie. Esto mantiene en alerta a las autoridades locales y a los organismos responsables de la seguridad de los bañistas. Sin embargo, Alfredo López, biólogo del CEMMA, señala que “estas especies non afectan para nada ao ecosistema, porque viven nese medio e o aumento da temperatura do auga non é culpa delas”. La verdadera causa es el cambio climático —resultado de la actividad humana—, que está provocando un aumento dramático en la temperatura del océano, obligando a los seres marinos que solían vivir en otras zonas a desplazarse en busca de un rango térmico adecuado.
En lo que respecto a este organismo, se encuentra normalmente en las aguas templadas del Atlántico, por ese motivo ha recibido su nombre de `portuguesa´. A pesar de su preferencia por estas aguas, en Europe Oceana explican que también puede ser encontrado en otras latitudes más septentrionales. Aunque en el Mediterráneo, no es común, algunos ejemplares logran cruzar el estrecho de Gibraltar, pudiendo llegar al mar de Alborán.
¿Cómo hacer frente a sus picaduras?
Sobre lo que respecta a las picaduras de la carabela, según el 112, deben tener especial cuidado aquellas personas que sean propensos a reacciones anafilácticas, ya que en estos casos podría llegar a ser letal. Entre los síntomas comunes incluyen dolor abdominal, pectoral y de cabeza, arritmias, espasmos musculares, entumecimiento, debilidad generalizada, irritación en la zona afectada, rinorrea, lagrimeo, dificultad para deglutir y sudoración.
Desde el servicio de emergencias recomiendan aplicar frío a la zona afectada, enjuagar con agua salada y usar una solución de vinagre para neutralizar los tentáculos restantes, así como evitar frotar la zona afectada o utilizar toallas, arena o barro para su limpieza. En su lugar, se deben retirar los restos de medusa adheridos a la piel con pinzas o un objeto rígido, como una tarjeta. Es crucial examinar también el bañador para asegurarse de que no queden restos de medusa, que pueden seguir activos durante días. Para aliviar el dolor, indican que es posible aplicar una crema con analgésico o antihistamínico.