Desde la Estación Marina de la Université de Caen Normandie, en Francia, la bióloga molecular y bioinformática Alicia López Bruzos investiga el cáncer en especies marinas. Su trabajo se centra en los cánceres transmisibles en especies marinas y genómica del cáncer, un campo de estudio que podría aportar líneas fundamentales en la lucha contra esta enfermedad también en los humanos, cuyo Día Mundial se conmemora este martes 4 de febrero.
Nacida en Lugo en 1993 y criada en Viveiro, López Bruzos se doctoró en Biología Molecular por la Universidade de Santiago de Compostela, donde centró su tesis en las causas genéticas de estos cánceres. Posteriormente, tras especializarse en bioinformática en la Universidad Autónoma de Barcelona, dirigió su carrera hacia la medicina molecular y continuó investigando el cáncer en bivalvos, un interés que la llevó hasta Francia. Actualmente, estudia los mecanismos de defensa de los berberechos y las almejas ante esta enfermedad.
“El cáncer normalmente no es contagioso”
“En ciencia, cada hallazgo suele abrir nuevas preguntas, lo que permite continuar la investigación en nuevas direcciones”, explica López Bruzos. “El cáncer normalmente no es contagioso, pero en algunas especies ha evolucionado para transmitirse de un individuo a otro”. Este fenómeno se ha observado en bivalvos, demonios de Tasmania y perros, los únicos organismos conocidos en los que se ha desarrollado esta forma de la enfermedad. Su equipo estudia tanto las causas genéticas de estos tumores como las respuestas inmunitarias de los animales afectados.
Uno de los hallazgos más relevantes de su investigación fue la identificación de un cáncer contagioso en la almeja carneiro. “Es un tipo de cáncer que se originó en la almeja chirla y que ha saltado a la almeja carneiro. Solo lo hemos detectado en Galicia y Baleares”, detalla. Además, descubrieron que estos tumores se originaron en células sanguíneas y que han aprendido a “robar” mitocondrias de células sanas para obtener energía, un mecanismo que podría tener implicaciones en la comprensión del cáncer en humanos. “Algunos de los genes mutados en estos bivalvos también aparecen en tumores humanos, lo que nos pareció muy interesante”, señala.
El caso de los perros
El caso de los perros también resulta llamativo. “Existe un tipo de cáncer venéreo transmisible en perros, llamado CTVT (Canine Transmissible Venereal Tumor), que se transmite por contacto durante la cópula”, explica López Bruzos. “Aunque en Europa está erradicado por el control veterinario, sigue siendo frecuente en algunas zonas de Sudamérica y África. Cuando un perro infectado entra en contacto con otro durante la reproducción, puede transmitirle las células tumorales, algo muy inusual en el cáncer”.
Aunque volviendo a los cánceres en bivalvos, advierte que no es una enfermedad estática y que no presenta la misma prevalencia todos los años. A veces, esta población sube durante unos años y después vuelve a bajar. En un estudio que se hizo en Algarve (Portugal) durante un periodo temporal que abarcó del 2016 al 2024, se descubrió cómo estaba bajando dicha prevalencia. “Todo apunta a que no es una enfermedad estática en la que todos los años haya la misma cantidad”.
Sugiere que las condiciones ambientales influyen en su propagación, como en épocas en las que hay más lluvias. “Al haber más lluvias los ríos vienen más cargados de agua, por lo tanto, la salinidad de las rías baja y al bajar esa salinidad, seguramente afecte a los berberechos que viven en esas zonas”, explica, “A aquellos individuos que tienen cáncer y viven en las desembocaduras de los ríos les cuesta más adaptarse y son los primeros de morir, porque son los que están más débiles”.
“Es completamente seguro comer berberechos y almejas con cáncer”
Cuando se le pregunta por los objetivos a largo plazo de su trabajo, López Bruzos no duda: “Me encantaría encontrar cuáles son las claves genéticas que permiten que una célula se vuelva contagiosa. Saber qué genes están involucrados y qué mutaciones pueden desencadenar este proceso podría suponer un avance enorme en la investigación del cáncer”.
Por otro lado, advierte que es muy importante que el cáncer en bivalvos no supone un riesgo para el consumo humano. “Es completamente seguro comer berberechos y almejas, incluso si tienen cáncer. No hay posibilidad de contagio a humanos”, enfatiza. Su investigación, más allá del impacto en los ecosistemas marinos, podría abrir nuevas vías para entender mejor el cáncer en general y, eventualmente, aportar pistas para nuevas estrategias terapéuticas.