Aprobado raspado en sostenibilidad de las urbes gallegas

El Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia concluye que se debe avanzar en igualdad salarial, desempleo juvenil, transporte público y agricultura ecológica

Carril Bici en A Coruña | CONCELLO DE A CORUÑA

Las siete ciudades gallegas han logrado alcanzar una nota media de aprobado en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 por Naciones Unidas, según la Agenda 2030. Estos son los resultados que de la segunda edición del Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia, que tiene como objetivo evaluar el desempeño a nivel urbano en esta región. La puntuación media obtenida es de 5,5 sobre 10, equivalente a 48 puntos sobre 100. Pontevedra, Santiago y A Coruña destacan como las ciudades mejor posicionadas, aunque todas deben hacer mejoras significativas en áreas como la igualdad salarial, el desempleo juvenil, la promoción del transporte público y la adopción de prácticas agrícolas ecológicas.

Según el análisis de 83 indicadores en cada ciudad, resultando en más de 600 datos, Pontevedra obtendría 56,55 puntos y Santiago de Compostela, 56,30, siendo las dos ciudades con mejores resultados. Le sigue A Coruña 50,62, que también estaría aprobada; mientras que Vigo (46,35), Ourense (45,87), Lugo (42,40) y Ferrol (37,85) se encuentran por debajo de los 50 puntos.

El estudio coordinado por el sociólogo Xosé Gabriel Vázquez, impulsado por Economía Digital Galicia y desarrollado por los consultores de Cecubo Group, Iago Piñeiro y Roi Pérez, recoge datos sobre las siete ciudades gallegas, donde se concentra un tercio de la población de Galicia, prácticamente un millón de habitantes. Estas ciudades muestran un “panorama heterogéneo”, con ciertos paralelismos entre las grandes ciudades (Vigo y A Coruña), las intermedias (Santiago y Pontevedra) y las de interior (Ourense y Lugo), con Ferrol como caso más específico.

Ferrol, la peor parada

Asimismo, Ferrol es la peor clasificada en el informe. Aunque destaca positivamente en baja tasa de mortalidad infantil y calidad educativa, debe mejorar en dependencia, desigualdades económicas, brechas salariales, empleo femenino, participación electoral y movilidad laboral.

Por otro lado, A Coruña obtiene buenos resultados en transporte sostenible y acceso a servicios básicos, pero necesita mejorar en la distribución de ingresos, medida por el índice Gini. El sociólogo que coordinó el estudio se muestra sorprendido de que sea la ciudad que más lucha contra la pobreza, pero señala que “en las dos ciudades más grandes de Galicia (A Coruña y Vigo), a pesar de su población y recursos, la disparidad en los ingresos es evidente. Este dato revela una realidad sorprendente sobre cómo se distribuye el producto interior bruto y otros indicadores económicos”.

Santiago, la tasa más baja de desempleo de Galicia

La ciudad universitaria por excelencia, Santiago, también obtiene buena puntuación en el ámbito de la educación debido a su alta densidad de centros educativos, siendo líder en cuanto a población con estudios universitarios. “Santiago destina 178,54 euros por habitante a la educación, una cifra se coloca por encima de la media urbana gallega de 156,07 euros”. Quizás por el empleo cualificado que representa la universidad y los servicios administrativos de la Xunta, en lo que respecta al desempleo, la capital muestra una tasa del 9,13%, la más baja de las siete ciudades. “Este dato, que es indicativo de un mayor poder adquisitivo de los santiagueses, muestra también mayores equilibrios entre el coste de la vida y los salarios de los ciudadanos”, exponen.

Sin embargo, Santiago debe mejorar en accesibilidad a la vivienda y áreas verdes. “La accesibilidad a la vivienda en Santiago, con un 20,50% de gasto sobre la renta, refleja una situación moderada en términos de disponibilidad y de asequibilidad de viviendas para sus ciudadanos”, explica Vázquez.

Lugo presenta el mayor riesgo de pobreza

Lugo destaca por su notable inversión en servicios sociales. “Es la que más invierte en riesgo social, pero luego es la que más tiene riesgo de pobreza, eso puede explicar su inversión”, relata el sociólogo. Además, se distingue por su baja violencia, avances en igualdad de género y la promoción de la agricultura ecológica. No obstante, enfrenta grandes desafíos como el mencionado riesgo de pobreza, la calidad del agua, las tasas de mortalidad y el reciclaje de envases ligeros.

El perfil de la ciudad de Ourense destaca en el buen desempeño en la inversión en educación, el uso de energías renovables, los bajos accidentes de tráfico y la provisión de ayuda alimentaria. Sin embargo, hay aspectos que necesitan mejorar, como la proporción de ingresos bajos, la paridad en los cargos electos municipales, la demanda de energía residencial y las emisiones de ozono, así como el riesgo de inundaciones.

Siguiendo con Pontevedra, el informe destaca varios puntos fuertes, como la tasa de dependencia equilibrada (población menor de 16 y mayor de 64 años), el desarrollo de proyectos de cooperación, la brecha de género en el desempleo y las acciones a favor del clima y el reciclaje (papel y cartón). Sin embargo, se identifican áreas que necesitan mejoras, como la inversión en servicios sociales, la eficiencia y asequibilidad energética, la seguridad en el trabajo y el desempleo, así como la integración laboral de personas con discapacidad.

Gran inversión en alumbrado público en Vigo

Por último, Vigo destaca por la reducción del riesgo de pobreza, una distribución de ingresos más equitativa (índice GINI), una alta proporción de empresas industriales y la inversión en alumbrado público, aunque con un uso limitado de energías renovables. Por otro lado, requiere mejorar la solidez y autonomía de los recursos municipales, la brecha laboral de género y salarial en pensiones, las muertes por accidentes de tráfico y la ocupación y construcción en la franja costera.

El informe sugiere adoptar estrategias integrales que equilibren estos aspectos del desarrollo sostenible, aprovechando las fortalezas de cada ciudad para fomentar la cooperación intermunicipal y el intercambio de buenas prácticas. Además, es crucial involucrar a la ciudadanía en la formulación e implementación de políticas sostenibles, promoviendo un enfoque colaborativo para mejorar el cumplimiento de los ODS.

 

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