El artista que borda recuerdos sobre su cuerpo

El viveirense David Catá utiliza su piel «como las hojas de un diario autobiográfico, y el hilo y la aguja como pluma y tinta» para plasmar sus recuerdos
David Catá en su estudio
David Catá en su estudio

«Utilizo mi piel como las hojas de un diario autobiográfico, y el hilo y la aguja como pluma y tinta». David Catá (Viveiro, 1988) nos habla en metáforas: en su proyecto ‘Horizontes’, se cose literalmente paisajes en la palma de la mano para fijar en su piel lugares que le marcaron. «Cuando considero que algo es importante para mí, lo represento en mi mano», explica.

No es una herida ni un tatuaje. «Son costuras superficiales en la primera capa de la piel. A las cuatro o cinco semanas, las cicatrices desaparecen completamente», detalla. La acción, documentada en vídeo y fotografía, puede llevarle horas. «Las más complejas me llevan entre cuatro y cinco horas. Luego viene todo el trabajo de documentación».

«Hago alusión al mito de las parcas, que cosían el porvenir de las personas»

El origen de esta idea de la costura está en su infancia, en sus recuerdos y vivencias, como todo lo que plasma en su arte. «Mi madre siempre trabajó haciendo encargos de costura para terceros. Yo lo vi desde muy pequeño». Y también en la mitología: «Hago alusión al mito de las parcas, que cosían el porvenir de las personas. Cuando alguien fallecía, se cortaba ese hilo».

Los lugares que David Catá elige para coser en su piel no son aleatorios ni decorativos: responden a vivencias concretas. «Aparece A Coruña, donde estuve viviendo varios años. Lugo, donde expuse en varias ocasiones. Viveiro, donde nací. Incluso hay horizontes del mar. Siempre son paisajes que me impactan y que forman parte de mi historia autobiográfica».

Su obra se alimenta también de otros elementos cargados de significado. «Trabajo con la evocación de los objetos personales, con las imágenes de mi álbum familiar. Me interesa la huella emocional y física de lo vivido». Esa pulsión por rescatar lo que marca y se esfuma es constante: «Trabajo con la memoria, el paso del tiempo, el olvido. Son proyectos que abordan todo eso desde lo íntimo».

Formado en acordeón, Bellas Artes y con un máster en EFTI donde fue primero de promoción, Catá no limita su obra a una sola disciplina. «Me considero un artista multidisciplinar. Pinto, fotografío, compongo música… Siempre que hago una serie fotográfica o pictórica le compongo una pieza musical. Le doy banda sonora a las imágenes».

Lo efímero, siempre presente en su obra

Su obra ha sido expuesta y premiada dentro y fuera de España. Actualmente, divide su tiempo entre Viveiro y Madrid, donde también trabaja en proyectos de televisión. Imparte clases, compone su segundo disco y prepara una exposición individual para abril. Mientras tanto, sigue cosiendo horizontes: paisajes emocionales que marcan etapas, que hablan del pasado y del porvenir, y que van quedando —efímeramente— impresos en su piel.

El próximo 26 de abril inaugurará una exposición individual en Est_Art Space (Alcobendas, Madrid). Será una retrospectiva que reunirá pintura, fotografía, videoarte y música, ofreciendo una visión global de su trayectoria artística. Paralelamente, está trabajando en su segundo disco musical y en el lanzamiento del último tema de su trilogía sobre el amor —que ya incluye Una rosa de papel y Distancias cortas, disponibles en Spotify—. El nuevo tema verá la luz antes de que acabe el año.

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