Las elecciones municipales de este 28 de mayo han permitido al BNG avanzar en su recuperación electoral tras volver a entrar en 2019 en las corporaciones locales de todas las ciudades. Si en 2015 las mareas municipalistas absorbieron buena parte de un BNG todavía herido por las escisiones de la asamblea de Amio en 2012, este 2023 se ha confirmado como el de la recuperación de su electorado y la consolidación de una formación en “ascenso”, como sus propios dirigentes reivindican, una década después del golpe interno que vivió.
Así, el BNG se ha alzado en estas municipales, paralelo al importante retroceso de los socialistas y la paulatina desaparición de las mareas, con 134 concejales más que en las elecciones de 2019 hasta sumar un total 590, y 18 mayorías absolutas, según los datos recabados.
Frente a este panorama, Podemos fracasa con su marca propia en la Comunidad gallega, en la que las únicas excepciones al éxito del BNG frente a las mareas son algunos ‘fuertes’ que ya habían sido nacionalistas y que se mantienen en camino de no retorno a la organización frentista, como el caso de Sada o Val do Dubra.
Las otras excepciones hay que buscarlas en las ciudades. Una es la de Ferrol, con honda tradición de Izquierda Unida-Esquerda Unida y el mundo sindical ligado a la industria naval y que tienen su expresión en las siglas de Ferrol en Común de Jorge Suárez (de procedencia de IU-EU). Junto con Compostela Aberta en Santiago, aglutinadora de toda la izquierda y con fuerte componente nacionalista, son las únicas dos ‘mareas’ que salvan los muebles en las urbes tras el éxito de 2015 y el fracaso de 2019.
A estas dos situaciones se les suman casos como el ya mencionado de Sada, cuyo alcalde, Benito Portela, procede de Anova y de la tradición nacionalista. Se da la circunstancia de que Portela fue desalojado por una moción de censura que lo desbancó a final de mandato, pero las urnas le han dado más apoyos en un municipio en el que, precisamente, el Bloque baja un concejal y el PSOE otro.
Frente a estos fuertes de lo que queda de tradición nacionalista de Anova, la formación cofundada por Xosé Manuel Beiras y que lidera actualmente de nuevo Martiño Noriega, el BNG ha recuperado ‘bastiones’ como el de Vilar de Santos, que ya había estado en manos de Xan Jardón.
Con la salida del partido del entonces alcalde, el BNG perdió una de sus mayorías absolutas más incontestables, que ahora vuelve a manos de la formación nacionalista tras la integración bajo las siglas del BNG de quienes habían salido de la que se quiere convertir de nuevo en “casa común del nacionalismo”.
Mayorías absolutas del BNG
Así las cosas, con los datos del domingo recabados actualmente, el BNG estaría en disposición de asumir de forma directa 18 alcaldías, tras lograr sendas mayorías absolutas. Se trata de los municipios de Carballo, Mazaricos, Moeche, San Sadurniño, Santiso, Toques, Zas, A Pobra do Brollón, Catoira, Moaña, Mondariz-Balneario (con la curiosidad de que lo asume y pierde Mondariz, en detrimento de la candidatura Alternativa por Mondariz, apoyada por fuerzas como Anova), Tomiño, Allariz, A Mezquita, Montederramo, A Teixeira (donde le arrebata la mayoría absoluta al PP de Baltar), Verea y Vilar de Santos.
Además, el BNG se juega la Alcaldía en otra veintena de ayuntamientos donde o bien ha quedado como primera fuerza política pero sin mayoría absoluta o es la primera fuerza política del espectro de la izquierda.
Todo parece indicar que, en este grupo de ayuntamientos saldrán adelante la validación del bastón de mando de Pontevedra (en que el regidor, Miguel Anxo Fernández Lores acusa el desgaste de 24 años y ha pasado a segunda fuerza más votada y depende del PSOE, con el que ya gobiernan ahora) o Santiago de Compostela, en que Goretti Sanmartín suscita las simpatías para ser investida tanto por parte del PSOE como de Compostela Aberta, si bien falta ahora abrir la negociación.
Los nacionalistas también estarían cerca de alcanzar el bastón de mando en municipios como Fene (si logran reeditar los acuerdos, tras conseguir la Alcaldía en moción de censura) o Cangas do Morrazo, donde se ha situado como primera fuerza de la izquierda tras los conflictos en este espectro político durante los últimos años, influenciados (pero no solo debido a ello) por las propias divisiones en el ámbito rupturista.
Los cambios en bastiones
Aunque el BNG sube en concejales y votos y consolida esa situación con respecto a las gallegas de 2020, la formación nacionalista ha acusado el desgaste en algunos de sus gobiernos más históricos, coincidiendo también con el cambio de cabeza de lista.
“No se puede ganar siempre”, ha reconocido este lunes la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, en la rueda de prensa posterior a la reunión de la ejecutiva.
Así, el BNG pierde la Alcaldía de Ribadeo, Poio y Rianxo. Se da la circunstancia de que este municipio de la costa arousana norte es un espacio que el BNG cede a Rianxo en Común, una de las candidaturas municipalistas apoyadas también por esa pata nacionalista vinculada con Anova.
De los cuatro ediles que pierde el BNG en Rianxo —que pasa de primera a cuarta fuerza—, tres se fueron para esta lista, que se sitúa como la más votada con cinco ediles —empatada en concejales con PSOE y PP, que recogen sendos representantes del BNG y Ciudadanos, que desaparece—.
Podemos e Izquierda Unida
Con este panorama, Podemos, que en estas elecciones había puesto a prueba a su marca tras la desaparición de buena parte de las mareas, ha fracaso en el intento de acceder a los consistorios con el mensaje de que eran “garantía” de que el PSOE aplicase políticas de izquierdas, como quiso trasladar la dirección nacional de la formación morada por boca de los dirigentes que recalaron en Galicia, singularmente Juan Carlos Monedero y Pablo Fernández, que se suman a la visita a Ourense de Ione Belarra en precampaña.
En Galicia también estuvo durante una jornada la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, quien respaldó a Compostela Aberta, la única foto que acabó con representación municipal, ya que su respaldo a Por Coruña no le valió la entrada a una candidatura que se había escindido de Marea Atlántica. Precisamente, esta ruptura les dejó fuera de María Pita a ambas.
En el lado de Izquierda Unida-Esquerda Unida, esta formación logra sin Podemos más de media docena de representantes en varios ayuntamientos como Vilagarcía de Arousa, con la consolidación de Juan Manuel Fajardo; o Mugardos, con dos concejales.
También hay que sumar los tres de O Grove, situándose en este caso como tercera fuerza política, por delante de los dos del BNG —formación a la que ya había ganado en votos en 2019, pero con la que empató a concejales—. Además, EU-IU coloca a Jorge Suárez y María Rozas como ediles en sendas candidaturas de confluencia.
El simbolismo de Teo
Finalmente, tras 16 años de gobiernos de la izquierda, primero del BNG liderado por el propio Martiño Noriega y luego, con su marcha de la formación frentista, por Anova y la candidatura de la confluencia, el PPdeG ha vuelto a la Alcaldía de Teo con mayoría absoluta.
En este ayuntamiento se han unido varios factores que han desalojado el nacionalismo de una candidatura simbólica para este espectro, ya que es municipio de la comarca compostelana y supuso un símbolo en 2011 cuando se logró la mayoría absoluta. Tras el un mandato en el que Rafa Sisto gobernó en minoría y perdió a sus socios socialistas y un BNG enfrentado, el PP recupera este municipio clave con Lucía Calvo.