El calvario una ourensana tras una punción seca mal practicada

Elena tenía 18 años cuando un fisioterapeuta le perforó los pulmones, causándole un neumotórax bilateral; cinco años después, el sanitario ha sido condenado en firme
Elena Orbán con la sentencia en la mano | ENFOQUES
Elena Orbán con la sentencia en la mano | ENFOQUES

Tenía 18 años cuando Elena Orbán acudió a una clínica privada de Ourense por unas contracturas en la espalda. Nunca imaginó que aquella visita de rutina terminaría en quirófano, rodeada de cinco cirujanos y escuchando frases como «dádme el oxígeno que se nos va a morir». Hoy, con 24, la joven arrastra secuelas físicas y psicológicas por una punción seca que terminó perforándole los pulmones.

«Iba por unos dolores musculares, por la zona del trapecio, y en la primera sesión me trataron con las manos, sin agujas ni nada», recuerda. En la segunda, otra persona del centro le propuso una punción seca. «Me dijo: ‘voy a hacerte una punción seca, tranquila, no duele’. No me explicó en qué consistía, ni que podía tener riesgos. Ni siquiera firmé un consentimiento». Aceptó, confiando en que estaba en manos de un profesional.

«Uy, aquí no era»

La primera sesión con agujas fue molesta, pero sin complicaciones. La segunda, apenas unos días después —a pesar de que el propio fisioterapeuta le advirtió que «no se debería hacer dos veces en la misma semana»—, desencadenó el desastre. «Empecé a toser mucho, y el chico paró y dijo: ‘uy, aquí no era’. Pero cuando dejé de toser, siguió pinchando».

Horas después, ya en casa, notó que no podía respirar con normalidad. Se lo dijo a su padre y rápidamente fueron a urgencias, donde le tomaron la saturación. Como el resultado era correcto, ella insistió en que no se encontraba bien: «Le supliqué al médico que me hiciera una placa. Me dolía mucho, y yo no soy una exagerada».

El resultado fue un mazazo: un neumotórax bilateral. «Me dijeron que solo me quedaba un cuarto de pulmón y que me había salvado la vida hacer deporte». Aquella madrugada la subieron al quirófano. «Estaba despierta, escuchando todo. En un momento me mareé, me pusieron oxígeno. Escuché: ‘dádme el oxígeno, que se nos muere’, y ahí ya entré en pánico».

Delito de lesiones por imprudencia grave

Tras la operación, permaneció ingresada varios días, aunque lo peor de todo el periplo fueron las secuelas psicológicas, además de la fatiga derivada de haber sufrido la lesión. Explica que la técnica de la punción seca se puede aplicar, pero en su caso, las cosas no se hicieron bien. «En aquella época pesaba 15 kilos menos que ahora, y el tipo aún así cogió agujas grandes».

Elena llevó el caso a los tribunales. Durante el juicio, el profesional reconoció los hechos y afirmó que no ha vuelto a usar esa técnica desde entonces. Fue condenado por un delito de lesiones por imprudencia grave a una multa de 1.800 euros, a seis meses de inhabilitación para ejercer como fisioterapeuta y al pago de una indemnización. La sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal número 2 de Ourense y ratificada por la Audiencia Provincial, ya es firme.

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