El origen del Día da Clase Obreira Galega: represión y muerte en Ferrol

Cada 10 de marzo se recuerda la muerte de Amador Rey y Daniel Niebla, dos trabajadores de los astilleros de Bazán asesinados por la policía franquista durante una protesta laboral
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El 10 de marzo de 1972, la ciudad de Ferrol se convirtió en el escenario de una de las páginas más trágicas y significativas de la lucha obrera en Galicia. Aquella jornada, dos trabajadores de los astilleros de Bazán, Amador Rey y Daniel Niebla, fueron asesinados por disparos de la policía franquista mientras participaban en una manifestación en defensa de sus derechos laborales. Desde entonces, la fecha ha quedado marcada en la memoria colectiva como el Día da Clase Obreira Galega, una jornada de homenaje y reivindicación que cada año recuerda la lucha y el sacrificio de los trabajadores gallegos.

A comienzos de los años setenta, Ferrol era un importante núcleo industrial con una fuerte presencia del movimiento obrero. Los trabajadores de los astilleros de Bazán, pieza clave en la economía de la ciudad, venían exigiendo mejoras en sus condiciones laborales y la negociación de un convenio provincial que les garantizara derechos más justos. Sin embargo, el régimen franquista, a través de sus sindicatos verticales, imponía un marco estatal que perjudicaba a los obreros ferrolanos.

La tensión se disparó cuando el 7 de marzo de 1972 se firmó en Madrid un convenio que los trabajadores de Ferrol rechazaban. Como respuesta, al día siguiente se convocó una asamblea en la que se decidió iniciar un paro en protesta por el despido de varios sindicalistas. La empresa, en un intento de frenar la movilización, cerró las instalaciones el 9 de marzo, lo que llevó a los trabajadores a manifestarse al día siguiente.

El 10 de marzo: represión y muerte

A primera hora de la mañana del 10 de marzo, alrededor de 4.000 trabajadores se concentraron en las puertas de Bazán. Su objetivo era dirigirse hacia el barrio de Caranza para sumar a la protesta a otros obreros del sector de la construcción y a los trabajadores del astillero de Astano, en Fene. Sin embargo, al llegar a la zona de Porta Nova, fueron interceptados por un fuerte dispositivo de la Policía Armada, los conocidos como “grises”.

La tensión creció rápidamente y la protesta, inicialmente pacífica, derivó en enfrentamientos cuando los agentes abrieron fuego contra los manifestantes. Amador Rey y Daniel Niebla cayeron abatidos, mientras que al menos otras 28 personas resultaron heridas de bala. La represión no terminó ahí: en los días siguientes, el Gobierno franquista decretó el estado de excepción en Ferrol, militarizó la empresa y detuvo a más de cien trabajadores. Además, muchos de ellos fueron despedidos o sancionados y alrededor de 200 personas tuvieron que pasar a la clandestinidad.

Impacto y legado de la revuelta obrera

La brutal represión no sólo no logró acallar las reivindicaciones obreras, sino que se convirtió en un símbolo de lucha. Las protestas se extendieron a otras ciudades gallegas como Vigo, A Coruña, Lugo, Ourense y Santiago de Compostela, donde sectores estudiantiles se sumaron a las manifestaciones en solidaridad con los obreros de Ferrol. La huelga de septiembre de 1972 en Vigo, con la participación de 28.000 trabajadores, fue una de sus consecuencias directas.

A nivel internacional, los sucesos de Ferrol llamaron la atención de medios internacionales que denunciaron la brutalidad del régimen franquista. Mientras tanto, en España, la prensa oficialista manipulaba los hechos, calificando a los manifestantes de “alborotadores” y justificando la actuación policial.

La memoria de aquel 10 de marzo no se perdió con la llegada de la democracia. Tras ser recordada durante años, la Xunta de Galicia declaró oficialmente el Día da Clase Obreira Galega, institucionalizando una conmemoración que los sindicatos y movimientos sociales ya venían realizando desde años atrás. Cada año, sindicatos y colectivos de trabajadores recuerdan a Amador Rey y Daniel Niebla como símbolos de la resistencia obrera y continúan reivindicando derechos laborales y sociales, manteniendo vivo el espíritu de lucha que marcó aquella jornada histórica.

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