Los cementerios gallegos son lugares llenos de historia, arte y misterio. Algunos de ellos destacan por su belleza, su singularidad o su valor patrimonial. A pocos días de Todos los Santos, estas son diez de los más de 3.000 cementerios que hay en Galicia que puedes visitar.
Cementerio de San Amaro (A Coruña)
Es el cementerio más antiguo de Galicia, fundado en 1812. Está situado en una península que se adentra en la ría de A Coruña, y ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad y del mar. Alberga las tumbas de personajes ilustres como Emilia Pardo Bazán, Eduardo Pondal, Curros Enríquez o Pablo Picasso. Su estilo es neoclásico, con panteones, mausoleos y esculturas de gran valor artístico. Su pórtico neoclásico, obra del arquitecto Faustino Domínguez Coumes-Gay, es uno de sus elementos más característicos.
Cementerio de San Froilán (Lugo)
Es el cementerio más grande de Galicia, con una superficie de 61.000 metros cuadrados. Es relativamente moderno: fue inaugurado en 1948, aunque todavía conserva construcciones procedentes del anterior cementerio municipal, trasladas tras su cierre. Está construido sobre una necrópolis megalítica y en sus cercanías se conservan mámoas aún sin excavar. En su interior se pueden admirar obras de arte funerario de diferentes épocas y estilos, desde el modernismo al racionalismo.
Cementerio de Santa Mariña de Dozo (Cambados)
Es uno de los cementerios más famosos y visitados de Galicia. Está ubicado en las ruinas de una iglesia gótica del siglo XV, que fue abandonada tras un incendio en 1870 y declarada BIC en 1943. Sus restos se convirtieron en un camposanto, donde se mezclan las lápidas con los arcos, las bóvedas y las columnas del templo. El escritor Álvaro Cunqueiro lo nombró “el cementerio más melancólico del mundo”.
Cementerio Civil (Fisterra)
El inacabado cementerio civil diseñado por César Portela es el más occidental de Europa, situado en el cabo Finisterre, considerado por los romanos como el fin del mundo conocido. Está formado por una serie de nichos blancos que contrastan con el azul del mar y el cielo. En su entrada hay un monumento dedicado a los marineros fallecidos en el mar, con una inscripción que dice: “A los vivos les pido el respeto debido a los muertos”.
Cementerio de los ingleses (Camariñas)
Es el cementerio más exótico de Galicia, creado en 1890 para enterrar a los supervivientes del naufragio del buque inglés HMS Serpent, que se hundió frente a la costa de Camariñas con 175 personas a bordo. Sólo tres lograron salvarse. El cementerio está rodeado por un muro circular con una cruz celta en el centro. En su interior hay 172 tumbas con nombres y apellidos ingleses, que contrastan con el paisaje gallego. El lugar es un símbolo de la solidaridad entre los pueblos.
Cementerio de Pereiró (Vigo)
Este cementerio, obra del ilustre arquitecto Jenaro de la Fuente, es el más grande de la ciudad olívica y está reconocido por la riqueza de las esculturas que alberga. Uno de los monumentos más destacados es un monolito, obra del arquitecto Manuel Gómez Román, levantado por el ayuntamiento en honor a la jurista y escritora Concepción Arenal, o el mausoleo encargado por la Cruz Roja a Julio González Pola que rinde tributo a los fallecidos en la ciudad tras ser repatriados de Cuba y Filipinas y escenifica a un soldado moribundo.
Cementerio de San Domingos de Bonaval (Santiago)
El cementerio, ubicado al lado del convento del mismo nombre, fue inaugurado en 1847 y se fue ampliando paulatinamente hasta que dejó de tener uso funerario en 1960. Tiempo después, se ha convertido en un magnífico parque, rehabilitado por Siza, que conserva estructuras funerarias vacías. En la iglesia del convento podemos visitar el Panteón dos Galegos Ilustres, donde están Rosalía de Castro, Alfredo Brañas, Ramón Cabanillas, Francisco Asorey, Domingo Fontán o Alfonso Daniel Rodríguez Castelao.
Cementerio de San Andrés de Teixido (Cedeira)
Este lugar es conocido principalmente por el famoso dicho gallego, “a San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo”. Más allá del santuario, su cementerio es un espacio sereno con antiguas lápidas de piedra.
Cementerio de San Francisco (Ourense)
Este romántico cementerio gótico se encuentra en la parte alta de la ciudad, en las faldas del Montealegre, vinculado al antiguo convento de San Francisco. Bañado por la luz desde el amanecer hasta el ocaso, con el aroma de los laureles y cipreses y la belleza de sus mausoleos, lápidas y rincones cautivó a poetas y artistas ourensanos que encontraron aquí su último lugar de reposo. Fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2000.
Cementerio de San Estevo de Ribas de Sil (Nogueira de Ramuín)
Ubicado en las Riberas del Sil, este cementerio está rodeado de un impresionante paisaje de cañones y ríos y frente a la portada del imponente Parador de Ribas de Sil. La combinación de la arquitectura tradicional de las lápidas con el entorno natural lo convierte en un lugar único.
Cementerio de San Pedro de Rocas (Esgos)
Este cementerio es parte de un complejo monástico que data del siglo VI. El conjunto, excavado en la roca, incluye una iglesia y varias capillas. El cementerio adyacente, con su diseño sencillo y rústico, es un testimonio del profundo sentido religioso de la región a lo largo de los siglos.