Hoy se cumplen 219 años de la Batalla del cabo Finisterre que marcó el destino de las Guerras Napoleónicas

El 22 y 23 de julio de 1805, la flota británica derrotó a la franco-española en Galicia, poniendo fin a los intentos de Napoleón de invadir Gran Bretaña

Acción del Almirante Sir Robert Calder en cabo Finisterre, 23 de julio de 1805, por William Anderson

El 22 de julio de 1805 tuvo lugar la Batalla del Cabo Finisterre, una de las confrontaciones navales más importantes de las Guerras Napoleónicas. En esta batalla se enfrentaron la flota británica, al mando del vicealmirante Robert Calder, y la flota franco-española, dirigida por el almirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve en colaboración con el almirante Federico Gravina. Esta derrota fue crucial para la Tercera Coalición, que buscaba frenar la expansión de Napoleón Bonaparte hacia Gran Bretaña.

La flota británica, bajo el mando de Calder, contaba con 15 barcos de línea y dos fragatas. La flota franco-española, en cambio, sumaba un total de 33 barcos, de los cuales 18 eran barcos de línea franceses y 15 eran españoles. Entre los barcos españoles se encontraban el “San Rafael”, un navío de línea de 74 cañones, y el “San Francisco de Asís”, ambos construidos en Ferrol.

Desarrollo de la Batalla

La batalla comenzó en la tarde del 22 de julio en medio de una densa niebla. Calder intentó rodear la retaguardia de Villeneuve frente a la costa de Finisterre. Sin embargo, Gravina, sin recibir instrucciones directas de Villeneuve, decidió maniobrar con la vanguardia, lo que permitió una mejor posición defensiva y de contraataque.

A pesar de la desventaja numérica, la superioridad británica en términos de entrenamiento y artillería se hizo evidente. La batalla fue un intenso intercambio de fuego que duró aproximadamente tres horas. Los barcos españoles “San Rafael” y “San Francisco de Asís”, junto con el “Firme”, sufrieron graves daños y fueron capturados. La escuadra franco-española sufrió entre 400 y 500 bajas, mientras que los británicos tuvieron alrededor de 200 hombres muertos.

La derrota debilitó intensamente a la flota franco-española, afectando su capacidad para operar en el Atlántico. Por ello, Villeneuve se replegó a A Coruña y luego a Cádiz para evitar otro enfrentamiento con Calder. Esta situación fue un factor que contribuyó a la victoria británica en la Batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

La escuadra ferrolana

El puerto de Ferrol desempeñó un papel estratégico crucial durante las Guerras Napoleónicas. En el siglo XVIII, Ferrol se había convertido en una base naval clave para la Armada Española gracias a sus astilleros. Los barcos construidos en Ferrol, como el “San Rafael” y el “San Francisco de Asís”, fueron esenciales para la flota española. Aunque la batalla del Cabo Finisterre mostró las limitaciones de la flota franco-española frente al dominio británico, Ferrol continuó siendo un importante centro para la Armada Española en los años posteriores.

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