En un mundo cada vez más conectado, cada vez son más las acciones cotidianas en las que nuestros datos personales pueden ser vulnerados: prácticas habituales como utilizar el navegador del coche, aceptar cookies en un sitio web, activar un robot aspirador, encender nuestra Smart TV o incluso hacer la compra en el supermercado pueden terminar con nuestros datos en manos de terceros.
“Todo o que parece gratuito en realidade estámolo pagando cos nosos datos”, asegura María Anidos, abogada especialista en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y protección de datos en Abnute Abogados, quien alerta de cómo cada día estamos cediendo información a terceros sin darnos cuenta.
Un ejemplo cotidiano son las tarjetas de fidelización de los supermercados. “En teoría son gratis, pero o que estamos facendo é entregar información detallada sobre as nosas compras, os nosos hábitos de consumo e ata de cando nos imos de vacacións: esa información pode venderse a outras empresas para orientarnos a consumir aínda máis”
La misma lógica se aplica a servicios como las Smart TV, que pueden escuchar nuestras conversaciones y enviar esos datos a la empresa fabricante para crear perfiles personalizados. Incluso algo tan funcional como un robot aspirador “está mapeando a túa casa e esa información tamén se envía a algún lugar”.
Según Anidos, dispositivos como coches inteligentes son otro ejemplo de cómo entregamos información sin darnos cuenta. “Ó sincronizar o móvil co coche as mensaxes, contactos e chamadas poden quedar almacenados e non sempre sabemos a onde van eses datos”, detalla.
La navegación en Internet también es un foco constante de riesgos: al aceptar cookies, una acción que muchas veces se hace de forma automática, podemos llegar a permitir que cientos de empresas acceden a nuestra información personal. “É importante deterse e rexeitar estas condicións sempre que sexa posible”, advierte la abogada.
Los bancos también caen en este tipo de prácticas, ya que “a menudo piden máis datos dos que realmente necesitan para despois compartilos con terceiros”. El problema, tanto en este como en la mayoría de los casos, llega a la hora de revocar esos consentimientos, que puede ser una odisea: “Cando intentas facelo a maioría de empresas simplemente ignoran a túa solicitude”.
¿Cómo protegernos?
Ante este panorama, María Anidos propone varias medidas que cualquier personas puede adoptar en su día a día para proteger sus datos, que pasan desde “ler sempre a letra pequena”, una práctica que “é tediosa, pero é esencial comprender que datos estamos cedendo e para que se usarán”, o utilizar contraseñas seguras y evitar dar información en dispositivos compartidos.
En la navegación es importante “rexeitar cookies innecesarias”, una práctica que, si bien puede limitar nuestra experiencia en algunos sitios, “tamén reduce a nosa exposición”. Al utilizar nuestros teléfonos móviles también podemos evitar “compartir datos sensibles sen necesidade”, desde la ubicación en tiempo real hasta datos biométricos como la huella dactilar.
Para María, con décadas de experiencia en el sector, el mayor desafío es la falta de importancia que las personas dan a la protección de sus datos. “Non somos conscientes do que está en xogo: estamos xogando coa nosa privacidade e permitindo que as empresas invadan a nosa intimidade”, alerta.
Otra de las mayores amenazas es que, aunque existe una normativa clara para la protección de datos, no todas las empresas la cumplen. De hecho, las grandes corporaciones prefieren asumir las multas como parte de su estrategia. “Prefiren pagar unha sanción porque saben que van xerar máis ingresos co uso indebido que fan deses datos”.
La situación cambia para las pequeñas empresas, donde las sanciones pueden ser devastadoras. “Moitos pequenos empresarios pensan que cumplir a normativa é caro ou innecesario, pero un só erro pode costarlles moito máis que adaptarse”, comenta esta abogada, especializada en trabajar con las compañías para garantizar que cumplan en materia de protección de datos tanto con sus clientes como con sus trabajadores.