«Cuando empecé a tatuar, casi no había chicas». Catorce años después, Laura Calvo no solo sigue tatuando, sino que ha sido una de las impulsoras cambio que parece no tener vuelta atrás. Junto a Aldara Pardo, fundó Lengua de Fuego, un colectivo nacido en A Coruña que apuesta por la visibilidad de las mujeres tatuadoras, la colaboración entre creadoras y la celebración de otras formas de expresión artística vinculadas al tatuaje. Este fin de semana estarán en la Viveiro Tattoo Expo, los días 12 y 13 de abril de 2025 en el Pazo da Trave, con una propuesta que une ilustración, artesanía, talleres y edición independiente.
La idea de formar un colectivo llevaba tiempo rondando. «Hace dos años queríamos hacer una exposición pequeña, solo de tatuadoras gallegas. Pero se quedó ahí. En noviembre, Aldara me llamó y me dijo que se le había ocurrido algo. Y a partir de ahí empezó todo». El primer evento de Lengua de Fuego se celebró el 9 de marzo bajo el lema Colaboración, divulgación y exposición. Una jornada benéfica para apoyar a la Fundación de Mujeres, con talleres, puestos, fanzines y mucho tatuaje. «Queríamos hacer algo diferente a una convención al uso. Algo que uniera disciplinas y sobre todo creara comunidad».
«Tenías ganarte el derecho a coger la máquina»
Es posible que Aldara, con sus 25 años, no haya tenido que enfrentarse de lleno a esa realidad, pero Laura, que ya tiene 36, conoce bien lo que significa abrirse camino en un entorno que durante mucho tiempo fue dominado por hombres. Natural de Vilagarcía, fue pasando por varios estudios de Galicia antes de establecerse en A Coruña hace siete años. «Antes era muy difícil encontrar a alguien que te enseñara. Tenías que ser aprendiz, y eso significaba hacer absolutamente todo en el estudio hasta que te ganabas el derecho a coger la máquina. Y si además eras mujer, todo era aún más cuesta arriba».
Aunque reconoce que las cosas han cambiado, algunas actitudes siguen presentes. Relata que su compañera, hace algún tiempo, «tenía todo listo para tatuar y la clienta le preguntó: “¿ah, pero me vas a tatuar tú?”». No es algo puntual. «A mí me ha pasado muchas veces. Todavía hay gente que se sorprende cuando ve a una mujer tatuando, o que cree que no va a estar al nivel».
La experiencia acumulada y las ganas de cambiar esa cultura fueron el germen de Lengua de Fuego. El colectivo no solo busca visibilizar a las mujeres tatuadoras, sino crear vínculos con otras creadoras de Galicia y de fuera. «Nos interesa todo lo que tenga que ver con el tatuaje, aunque no sea tatuar. Bordado, cerámica, serigrafía, ropa… Al final, el tatuaje también es una forma de artesanía. Solo cambia el soporte».
Otros talleres y proyectos en la expo de Viveiro
En Viveiro mostrarán precisamente esa visión más amplia. Han preparado una exposición de kimonos artesanales confeccionados por la firma ourensana Boro, que fueron intervenidos por distintas artistas de ciudades como Madrid, Valencia o León. Las piezas estarán a la venta durante el evento. También organizarán un taller de creación de máscaras con elementos naturales, dirigido por el proyecto Fibras Silvestres, y distribuirán fanzines autoeditados, algunos de ellos encuadernados a mano por una artesana.
«Queremos que la gente que venga a un evento de Lengua de Fuego se sienta parte. Que pueda hablar, preguntar, participar. Que descubra otras formas de crear y también otras historias detrás de los tatuajes». Aunque el colectivo está formado por mujeres, los eventos están abiertos a todas las personas. «A veces nos preguntan si los hombres pueden venir. Por supuesto. Esto no va de excluir, va de dar más visibilidad a quienes no la han tenido». Y también va de cambiar narrativas porque «la historia del tatuaje, como la del arte o la literatura, ha sido contada desde una mirada masculina.
