Durante la quinta sesión del juicio por el asesinato de Samuel Luiz, ocurrido en la madrugada del 3 de julio de 2021 en A Coruña, salieron a la luz nuevos y desgarradores testimonios de cinco testigos que presenciaron el brutal ataque. Aunque al principio algunos pensaron que se trataba de una pelea común, pronto quedó claro que el joven estaba solo y acorralado por un grupo que lo agredía sin piedad. Solo dos personas, Ibrahima y Magatte, ambos ciudadanos senegaleses, intentaron intervenir para ayudar a Samuel. Según varios de los presentes, estos dos hombres fueron los únicos que trataron de poner fin a la violencia, mientras el resto de los testigos permanecieron como meros observadores, sin llamar a la policía ni intervenir.
Ibrahima explicó en su declaración que se acercó a Samuel con la intención de ayudarlo y de detener la agresión, pero fue recibido con amenazas por parte de los agresores. A pesar de su esfuerzo, la violencia no cesó. Según se describió en el juicio, el joven auxiliar de enfermería fue golpeado repetidamente mientras estaba en el suelo, y aunque había una multitud alrededor, “nadie se metía”, salvo los dos senegaleses. Este hecho fue corroborado por varios de los testigos que testificaron durante la sesión.
Óscar, otro testigo importante que intervino en el proceso, llegó a la escena cuando la paliza ya estaba casi finalizada. Relató que se encontraba en la avenida Rubine cuando observó lo que parecía ser una pelea entre varios jóvenes. Se acercó al lugar y vio cómo uno de los chicos, que más tarde resultó ser Samuel, cayó al suelo mientras los agresores se alejaban. En ese momento, no dudó en acercarse para sacar a Samuel de la carretera, ya que temía que fuera atropellado. “Lo arrastré hasta la acera porque estaba lleno de sangre”, declaró. En su testimonio, afirmó que en ese momento pensó que el joven solo estaba inconsciente y no comprendió la gravedad de lo que había sucedido hasta el día siguiente, cuando vio la noticia en los medios de comunicación. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la camiseta que llevaba puesta estaba manchada con la sangre de Samuel, lo que le llevó a entregarla a la policía.
Otros testigos también ofrecieron su versión de los hechos, aunque la mayoría admitió que no pudieron identificar a los atacantes. Uno de los declarantes mencionó que la situación le pareció una “multitud” de personas agolpadas sobre Samuel, utilizando términos como “bulto” o “tumulto” para describir la escena. Ninguno de ellos señaló directamente a los acusados, entre los que se encuentran Diego Montaña y Catherine Silva, a quienes se les pide 25 años de prisión. Sin embargo, la fiscalía ha destacado que varios testigos en etapas anteriores del proceso habían mencionado haber visto cómo Samuel recibía golpes, aunque en esta sesión del juicio algunos dijeron no recordar ciertos detalles o admitieron que no pudieron ver con claridad lo que sucedía.
Uno de los puntos clave durante el juicio ha sido el sonido de una botella rompiéndose, que varios testigos aseguran haber escuchado. Ese objeto, presuntamente utilizado en la agresión, es crucial para la investigación debido a los restos de ADN que fueron encontrados en él. Pablo, uno de los testigos más lúcidos en sus declaraciones, aseguró que vio a Samuel en el suelo mientras recibía patadas y golpes, y estimó que entre cinco y doce personas rodeaban a la víctima en ese momento. Este testigo también recordó haber escuchado el sonido de la botella al estrellarse, un ruido que se repitió en los testimonios de otros presentes.
A pesar de la cantidad de personas en la escena, muchos declararon que no fueron conscientes de la gravedad de lo que estaba ocurriendo hasta mucho después. Ana, otra de las testigos, reconoció que en un principio pensó que era “una pelea más”, y por esa razón no intervino ni intentó identificar a los agresores. Mencionó haber escuchado cristales romperse, en referencia a la botella, pero no logró ver claramente los rostros de quienes participaban en la agresión.