Los vecinos de la parroquia de San Miguel de Oia han dicho “basta” ante las continuas “faltas de respeto” de su cura, Benito Rodríguez, quien acostumbra a hablar mal de los fallecidos durante los funerales delante de sus propios familiares: cada domingo se concentran frente a la iglesia y han iniciado una recogida de firmas que ya suma más de 500 apoyos para exigir su expulsión a la Diócesis de Tui-Vigo.
“No es la primera vez que, durante un funeral, el cura habla mal del fallecido frente a la familia, sin tener en cuenta el dolor que están pasando”, denuncia Leyla Rouco, impulsora de la campaña a través de la plataforma Change.org. De hecho, el descontento va mucho más allá de Oia y, además de decenas de parroquianos de San Miguel que han compartido su malestar, en San Benito de Gondomar y en Santa María de Chaín también ha habido quejas.
Así, el objetivo de la petición es garantizar que los funerales se mantengan “como momentos sagrados y de consuelo” en los que el objetivo sea “honrar al fallecido y brindar apoyo a los familiares”. “No debemos permitir que un individuo así continúe en posición de poder e influencia dentro de nuestra comunidad”, enfatiza la petición, pidiendo a los afectados que firmen para “proteger la dignidad y el respeto en los servicios religiosos”.
Los comentarios del sacerdote ya habían llevado a exigir medidas en 2019, cuando en el funeral de un joven motorista de 23 años fallecido en un accidente achacó su muerte a una supuesta “falta de cristianismo”. Estos hechos llevaron a que su familia enviase una carta a Martínez en la que explicaban que “ese día lo único que necesitábamos era, en especial su hermno y asu madre, un acercamiento, un momento de tranquilidad”, pero que “nadie necesitaba que comenzara a decir lo primero que le salía por la boca”.
Múltiples quejas
Ante la recogida de firmas han aparecido multitud de testimonios que denuncian comentarios y actitudes similares de Benito Rodríguez en otros funerales, en bautizos e incluso en otros ámbitos, como durante su etapa como docente. “En el bautizo de primer hijo poco me faltó para levantarme e irme, al segundo ya no lo bauticé en San Miguel por culpa de este cura”, denuncia una usuaria.
“En el funeral de mi abuela el único motivo por el que no nos levantamos y nos fuimos fue por no dejar su ataúd allí solo: desde que abrió la boca no paró de decir sandeces, criticar a la familia y decir mentiras; además, en el tanatorio ya tuvo una conversación bastante fea e inapropiada con algún familiar”, relata otra afectada.
Otra vecina recuerda cómo, en el funeral de su tía, ya en el tanatorio el párroco dijo que “no la conocía”, ante lo que le explicaron que llevaba años sin salir de casa por una enfermedad. Para Don Benito “eso no era excusa”, ya que podían haberlo llamado y él “habría acudido encantado”. Esos mismos comentarios “los volvió a soltar en el funeral, de cuerpo presente”