En el momento más crítico de la campaña de incendios en Galicia, con más de 73.000 hectáreas arrasadas solo en Ourense y decenas de fuegos activos, la Xunta ha defendido su modelo de contratación de personal forestal. El presidente Alfonso Rueda, preguntado por la falta de contratos estables en el operativo, sentenció que «tradicionalmente siempre ha sido así»
En una entrevista en la Cadena SER, Rueda reconoció que buena parte de los más de 3.000 efectivos no trabaja durante todo el año y defendió que hasta hace unos años lo hacían únicamente durante unos meses. Según explicó, la Xunta ha ido ampliando progresivamente los periodos de contratación para incluir labores de prevención, aunque sin llegar a garantizar contratos anuales para todos.
El presidente también admitió que los salarios rondan los 1.300 o 1.400 euros mensuales y destacó que “el servicio gallego de extinción es el mejor”. Sin embargo, descartó concretar si la Xunta va a acabar con el sistema temporal de contratación pese al aumento de la duración y virulencia de los incendios en los últimos años. «Hay quien se podría preguntar por qué esta gente, si está dedicada a la extinción, trabaja más meses que aquellos en los que hay incendios forestales», reflexionó.
Condiciones al límite
Más allá de la escasez de efectivos, los brigadistas forestales llevan años reclamando una reforma del sistema que garantice estabilidad durante todo el año. La mayoría trabaja con contratos temporales de entre cuatro y nueve meses, lo que obliga a recomponer equipos cada verano, muchas veces con personal sin experiencia suficiente.
Las condiciones de trabajo también son objeto de denuncia: turnos de hasta 14 horas, descansos insuficientes y logística deficiente. Varios brigadistas han relatado que en largas intervenciones solo recibieron un bocadillo y un litro de agua como sustento. Todo ello con sueldos que apenas superan los 1.300 euros, lo que empuja a muchos a buscar otros empleos temporales fuera de la campaña o a abandonar el sector.
En 2024 se aprobó la Ley Básica de Bomberos Forestales, destinada a estabilizar plantillas y profesionalizar el sector. Su aplicación en Galicia, sin embargo, sigue siendo limitada. Los sindicatos critican que la Xunta no haya dado pasos firmes para integrar a los bomberos forestales en una estructura permanente que permita priorizar la prevención.