Un inspector de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) ha reconocido que no puede asegurar si la totalidad de las 3,3 toneladas de cocaína incautadas en el buque Thoran en 2017 estaban destinadas a la organización presuntamente liderada por el narcotraficante gallego José Ramón Prado Bugallo, conocido como Sito Miñanco. Aunque sí considera que parte de la sustancia sí estaba relacionada con él, tal y como ha afirmado este miércoles en la tercera sesión del juicio en la Audiencia Nacional.
El inspector, testigo protegido, explicó que las escuchas realizadas a los miembros de la organización en septiembre de 2017 revelaron preparativos para un transporte marítimo de estupefacientes. Durante su declaración, detalló cómo se referían al uso de una embarcación y mencionaban medidas de seguridad para el traslado, como navegar “de noche y a dos nudos”.
También señaló que los proveedores de droga suelen aprovechar un mismo buque para transportar distintas partidas y esto dificulta el poder atribuir toda la carga incautada a una sola organización. Aun así, afirma que “fueron un montón de datos” con los que creen que “queda acreditado, que si no todo ese estupefaciente, parte de él era para José Ramón Prado Bugallo“.
En su declaración, el agente describió cómo la organización operaba desde una nave industrial en Colmenar Viejo, utilizada los fines de semana para reuniones con el objetivo de dificultar la vigilancia policial: “Querían evitar cualquier tipo de control o vigilancia que se pueda realizar sobre la misma. Entendemos que puede ser una medida de seguridad conocer cualquier movimiento que se realice sobre el polígono”, ha explicado. Además, los miembros empleaban teléfonos registrados a nombre de terceros, en su mayoría ciudadanos marroquíes sin vinculación aparente con los dispositivos.
“Nunca lo vimos hacer pan”
También relató la ausencia de actividad laboral en la mayoría de los investigados, salvo algunos casos excepcionales, como el lugarteniente Enrique García Arango, que figuraba como panadero. Al que “nunca vimos hacer pan”.
Por otro lado, señaló que Sito Miñanco y su equipo mantenían reuniones en lugares estratégicos, como el restaurante Puerta 57 del Estadio Santiago Bernabéu o un campo de tiro en Majadahonda, que, según la investigación, también podría haber sido usado como almacén de dinero. También usaban vehículos adaptados con compartimentos ocultos para transportar el dinero y, a veces, estos viajes se realizaban con coches lanzadera para detectar posibles controles policiales.
En el registro del domicilio de Sito Miñanco, los agentes encontraron 400.000 euros en efectivo y anotaciones con matrículas de vehículos policiales, lo que, según las investigaciones, podría haber sido una estrategia para evitar ser detectado durante sus desplazamientos. Una prevención que se une al uso de un sistema de mensajería encriptada que permitía el borrado automático, lo que les llevó “por el camino de la amargura” porque no había forma de acceder a los terminales, que solían ser iPhone 6.
La causa, que juzga a 46 personas físicas y 5 jurídicas, se centra en actividades de importación y distribución de droga, así como en el blanqueo de capitales. Según la Fiscalía, la organización continuaba operando mientras Sito Miñanco disfrutaba del tercer grado penitenciario por una condena anterior de casi 17 años de prisión. Para el narcotraficante, el Ministerio Público solicita una pena de 31 años y seis meses de cárcel.