La soledad de Elena Candia, portavoz del PP en la oposición en el Concello de Lugo y presidenta provincial del PP, avanza a medida que se acercan las elecciones autonómicas. Al malestar que provocó en el partido la cantidad de recursos, especialmente económicos, que utilizó para su campaña electoral en la ciudad de Lugo mermando la capacidad de acción de compañeros en otros ayuntamientos para que, finalmente, no consiguiese ni la Alcaldía ni la Diputación —para las que ya había repartido cargos—, se sumó el enfado por su confección en las listas de los pasados comicios, en las prometió puestos y no cumplió, en las que retiró de primera línea a ediles con años de experiencia y conocimiento, como Antonio Ameijide, forzó con amenazas la entrada de personas que estaban cómodamente asentadas en sus puestos en la Xunta y en las que intentó incluso incorporar a ex socialistas con pasado oscuro al frente de la Administración local.
Su gestión al frente del partido en Lugo ha ido abonando una oposición interna, que se dejó ver también en el nombramiento de los asesores populares en el Concello lucense, obviando compromisos adquiridos previamente. Conocer ya del malestar que causan los tejemanejes de Candia, Nuñez Feijóo ya había cortado desde la presidencia de la Xunta sus aspiraciones de ser conselleira (puesto que ella daba por descontado y que de hecho comunicó a varias personas), y la situación de la también vicepresidenta primera del Parlamento no ha mejorado con Alfonso Rueda.
El actual presidente ha cerrado también esa puerta y todo apunta a que su intención es mantenerla así. De tal manera que, mientras cada vez más se oyen voces internas advirtiendo que incluso empieza a peligrar su posición a nivel provincial y en un momento en el que los pesos pesados del PP gallego toman posiciones de cara a las autonómicas, con la vista puesta en reeditar el Gobierno popular en la Xunta, la líder del partido en Lugo se queda fuera de juego y su objetivo político se aleja de su alcance.
