Unos 50 refugiados se manifestaron este lunes en Monterroso tras la expulsión de dos de sus compañeros del centro gestionado por la ONG Rescate. Los migrantes salieron a la calle para mostrar su apoyo a los afectados, a quienes consideran víctimas de una «represalia injusta».
El delegado del Gobierno, Pedro Blanco, explicó este martes que la expulsión se produjo por incumplir las normas internas del centro. «Creo que en este momento hay absoluta tranquilidad. Este tipo de cosas siempre suelen pasar cuando hay muchas personas conviviendo. Por tanto, creo que no hay ningún tipo de problema en este momento. Es una aplicación justa de las normas de convivencia», afirmó. También recordó que se trata de un espacio de acogida y que los residentes «gozan de absoluta libertad deambulatoria». «No están detenidos, ni mucho menos», subrayó.
Denuncian «maltrato»
Por su parte, los jóvenes afectados sostienen que la medida es una «represalia» por la protesta que realizaron la semana pasada, cuando permanecieron encerrados durante horas en el hotel donde residen para denunciar el «maltrato» que aseguran haber sufrido. En esa ocasión, un representante del Gobierno acudió a mediar y, según Blanco, el conflicto quedó resuelto al tratarse de «problemas de convivencia».
Una semana después, los dos migrantes expulsados fueron acogidos por vecinos del municipio en un local. El resto de refugiados, que inicialmente abandonaron el centro en solidaridad, regresaron tras la mediación de los propios expulsados.
«Estuvieron ahí fuera con nosotros, bajo la lluvia»
Dijibril, uno de los afectados y portavoz de las protestas, relató que la expulsión se produjo cuando regresaban del curso de formación que realizan en Lugo. «Nos dijeron que por ese motivo no podíamos estar en el centro», indicó, al tiempo que agradeció el respaldo vecinal. «Estuvieron ahí fuera con nosotros, bajo la lluvia», destacó.
Los migrantes reprochan a la ONG haber centrado la resolución del conflicto en los portavoces, a quienes se les ofreció dinero para que se marcharan, sin abordar las necesidades del resto del grupo. Entre sus principales quejas se encuentran la falta de asistencia sanitaria y de alimentos. Dijibril asegura que el responsable del curso de Lugo tuvo que comprarles comida en varias ocasiones. «Entonces nos preguntamos, ¿cuál es el trabajo de la ONG?», cuestionó.
Aunque acepta que no podrán regresar al centro, reclama apoyo y asesoramiento para poder seguir con sus solicitudes de asilo. «Porque si no fuera por la gente de Monterroso, no sabríamos qué hacer», afirmó.
La ONG Rescate, por el momento, ha evitado hacer declaraciones sobre el asunto.