Abandono en los puertos de Cariño e Mañón

Vecinos y pescadores denuncian las malas condiciones en los puertos de Cariño y Mañón: agujeros en la lonja y dique suelto por temporal
Imágenes del estado en el que se encuentra la lonja de Cariño | CEDIDA
Imágenes del estado en el que se encuentra la lonja de Cariño | CEDIDA

Desde que en 2022 la Asociación de Percebeiros de Cariño asumió la gestión de la lonja de Cariño, después de que Portos de Galicia, su mayor accionista, declarara extinguida la concesión concedida a la cofradía de pescadores, la deuda de 800.000 euros que acumulaba el pósito sigue aumentando. A esta deuda se une su baja facturación y el mal estado de las instalaciones con el último episodio de una cubierta que está cayendo.

La Xunta de Galicia es propietaria del inmueble y hace una concesión a los pescadores por unos 1000 euros anuales y un 1,75% de las capturas. Los pescadores se quejan de que aun pagando esas tasas, se sienten abandonados y que, cuando la Xunta hace alguna reparación, la hacen mal.

«Invertimos 45.000 euros en ese techo que ahora está caído», cuenta el Patrón Mayor de la Cofradía de Cariño, Juan Carlos Pardo Galdo, que indica que lo dejaron casi peor que antes. Desde la estancia del baño ya «se ve el cielo abierto y cuando llueve es como si estuvieras en la calle».

Agujero en el techo en la lonja de Cariño

Los pescadores denuncian la precariedad de unas instalaciones básicas como una instalación eléctrica deficiente, que incluso podría entrañar peligro, y unos aseos que ni siquiera tienen un baño en condiciones o una ducha de agua caliente para asearse y entrar en calor después de venir de faenar en el mar.

A pesar de ello, con toda la buena intención, desde la cofradía hicieron «reparaciones que no les competían, como la instalación de un termo de agua caliente y todo lo que conlleva el tema sanitario y de salubridad», explica el portavoz de la cofradía.

No obstante, los esfuerzos de la cofradía por remediar estos problemas encuentran obstáculos burocráticos. Durante las inspecciones técnicas de la Xunta, se señalaron deficiencias que deberían ser responsabilidad de la administración autonómica.

Sin embargo, se sugiere a la cofradía que la resolución de estos problemas recae en el Concello de Cariño. Pardo Galdo cuestiona esta delegación de responsabilidades: «En todo caso tendrá que ser Portos porque es quien te está dando el servicio, ¿no?», cuestiona Pardo Galdo.

«Algunas de las reparaciones que nos mandaron hacer nos parecen justas, pero otras que hicimos atañen al responsable del inmueble». El portavoz no entiende cómo piden una serie de requisitos que desde la cofradía no pueden hacer, como el análisis del agua, entre otras cosas.

«No podemos hacer todo lo que nos dicen».

A raíz de este deterioro de las infraestructuras, la Xunta, al constatar las condiciones en las que trabajaban los funcionarios encargados de las guías de transporte, decidió trasladarlos por su seguridad. «Con eso ahora tenemos un problema mayor. Nos quitan a los técnicos y nosotros no podemos estar ahí las 24 horas del día», denuncia el portavoz.

Una decisión de trasladar al personal autonómico que choca con la negativa a invertir en unas reparaciones mínimas para garantizar el bienestar de los pescadores. «Admiten que la lonja está hecha una mierda porque les puede pasar algo a los técnicos, pero ¿a los demás que trabajamos en la lonja no nos puede pasar nada?», cuestiona.

Segundo dique suelto

A pocos kilómetros siguiendo la costa, en el municipio de Mañón, también existe un importante malestar con las instalaciones portuarias propiedad de la Xunta. En septiembre de 2023, Portos construyó un nuevo dique flotante en el muelle de O Barqueiro con una inversión de 100.000 euros, para mejorar la protección del muelle y los barcos amarrados contra los temporales.

Vecinos del puerto de O Barqueiro amarrando el dique flotante que se soltó | AITOR LOSADA

Pero este pasado mes de abril, tras un temporal, el dique se soltó y quedó a la deriva. Afortunadamente, pescadores y vecinos del puerto lograron remolcarlo al interior del muelle y amarrar el bloque de hormigón de unos 28 metros de largo.

Uno de los vecinos que realizó la delicada tarea es Aitor Losada, que cuenta que el viento «venía un poco del nordeste y no aguantó». Comenta que la estructura para contener el flujo de agua «no estaba bien diseñada», pero que entre algunos vecinos lograron amarrarlo y posteriormente «vinieron unos técnicos de Portos de Galicia a hacerse cargo». Modificaron su posición, metiéndolo más dentro del mar para que «cuando baje la marea no quede apoyado en el suelo», cuenta Losada.

A pesar de esto, los vecinos están molestos y sienten que están siendo engañados porque no es la primera vez que pasa. En 2015 también se instaló un dique que no aguantó. «Este es un dique un poco más fuerte, pero no lo suficiente», cuenta el vecino. A su vez, explica que entre las opiniones que se escuchan por el pueblo se puede oír de todo, pero hay una valoración generalizada, y es que esos oleajes que vienen por culpa del viento del nordeste, «¿quién lo aguanta?».

La colocación de estos diques representa una fuerte inversión y, «si ya van por el segundo dique en menos de diez años, algo está fallando a nivel administrativo y técnico». Por eso, los vecinos piden una gestión adecuada de los medios, en una zona donde los vientos y los temporales llegan con más fuerza que en el resto del país.

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