Mentiras, contradicciones y datos acorralan al gobierno de la Xunta

El gobierno gallego del PP ha conseguido elaborar un nuevo relato de la crisis de los pellets para cargar sobre el ejecutivo de Sánchez la responsabilidad de esta tragedia ambiental

Alfonso Rueda y Ángeles Vázquez en una foto de archivo

La Xunta de Galicia ha iniciado una contraofensiva para endosar al Gobierno del Estado toda la responsabilidad de la crisis de los pélets que están llegando -y seguirán llegando- a las costas gallegas procedentes de un cargamento caído al mar cerca de las costas portuguesas. Cada pélet que chegou as nosas costas ten un culpable: o ministerio“, dijo hoy Ángeles Vázquez, vicepresidenta primera de la Xunta y titular de Medio Ambiente. Así de contundente está siendo la nueva estrategia del gobierno gallego después de verse acorralado por las contradicciones, las mentiras y los hechos irrefutables que durante la última semana han puesto contra las cuerdas al ejecutivo de Rueda a poco más de un mes para las elecciones.

Siguiendo el refrán de que no hay mejor defensa que un buen ataque, el Partido Popular ha puesto en marcha toda su maquinaria en base a un documento del 8 de diciembre en el que, supuestamente, Portugal daba aviso al Centro de Salvamento Marítimo Finisterre de la pérdida de la mercancía. Los técnicos de Salvamento concluyeron la investigación el 20 de diciembre y determinaron que fue el buque ‘Toconao’, con bandera de Liberia y armador alemán, quien perdió mil sacos con estas pequeñas bolas de plástico. Una semana antes, el 13 de diciembre, fue un particular de la ría de Arousa el que avisó a la Axencia Galega de Emerxencias, dependiente de la Xunta, de la presencia de sacos con granulado blanco en una playa Ribeira.

Sin embargo, tanto el conselleiro do Mar, Alfonso Villares, como el propio presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, negaron durante los primeros cinco días que conociesen la existencia de los pellets frente a las costas gallegas en esas fechas y apuntaron públicamente al 3 de enero como el día oficial en el que el gobierno de Galicia tuvo constancia de la catástrofe ambiental. Poco duró esta versión. Primero fue un alcalde del Partido Popular, el de Porto do Son, el que durante un directo en La Sexta dejó en evidencia a su presidente reconociendo que habían recibido el 20 de diciembre una notificación de la demarcación de costas sobre la llegada de pellets. Además, pocas horas después se hizo público una comunicación de la consellería do Mar dirigida a los ayuntamientos gallegos en la que se explicaba que el “21 de diciembre fue notificada la Dirección General de Costas”. La primera de las mentiras terminó por desmontarse cuando el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reconocía durante una entrevista en OndaCero que el 13 de diciembre la Xunta ya conocía la existencia de este vertido de plásticos.

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El siguiente paso del ejecutivo de Rueda en la gestión de la crisis ambiental fue minimizar los efectos adversos de los pellets y minimizar también el alcance mediático de la tragedia. Para justificar esto, presentaron un informe de apenas una página, firmado por un técnico de una empresa, que negaba la peligrosidad de los pellets. Este informe, curiosamente, no se basaba en análisis de laboratorio, sino en las especificaciones del fabricante. Este pasado 8 de enero, la vicepresidenta segunda de la Xunta y conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, sostenía que los millones de pellets de plástico que estában llegando a las costas gallegas no eran una amenaza. Estas bolas de pocos milímetros “no son tóxicas ni peligrosas”, dijo en las mismas declaraciones a los medios en las que también manifestó que “es plástico y hay que quitarlo de los arenales”.

En respuesta a las críticas y a las advertencias de la Fiscalía de Medio Ambiente de que iniciaría una investigación al respecto de la toxicidad de los pellets, la Xunta se vio obligada a elaborar un segundo informe, esta vez realizado por un centro privado de investigación. En este informe se establecieron las primeras precauciones sobre el manejo de los pellets, recomendando el uso de guantes y gafas para su recogida. “Sí indica cautelas como no inhalar el polvo, evitar el contacto con la piel, los ojos y la ropa cuando se proceda a la limpieza del vertido, así como evitar la formación de polvo”, explicaron entonces desde la Xunta.

Al tiempo que el Partido Popular de Galicia se retractaba de los datos hechos públicos las jornadas anteriores, comenzaba a gestarse la nueva estrategia de contraofensiva. Acompañado del conselleiro do Mar, comenzaron a salir en comparecencias públicas algunos patrones mayores de cofradías de pescadores, como el de Muxía, Daniel Castro, quien se despachó ante los medios sobre el Gobierno de Pedro Sánchez y llegó a hablar incluso de la amnistía. “El ‘Prestige’ fue el mejor paro biológico de la historia”, dijo. Otro de los representantes del sector, Basilio Otero, patrón mayor de Burela, presidente de la Federación de Cofradías de Lugo y de la Federación de Cofradías de España, también relativizó esta tragedia ambiental en varios medios de comunicación afines a la Xunta: “Ojalá el problema del mar fueran estas bolas de plástico; además nadie come el estómago de los peces”, aseguró.

Paralelamente, el presidente Rueda, salía públicamente a anunciar que el gobierno gallego activaría el nivel 2 el plan anticontaminación (CAMGAL), que hasta ese día se encontraba en nivel 1 (correspondiente a episodio de pequeña gravedad), para poder contar con la ayuda del Gobierno central en las tareas de limpieza. Sin embargo, esta petición de auxilio al Estado resultó ser un caramelo envenenado o un caballo de Troya dentro de la estrategia del gobierno de la Xunta para darle la vuelta al relato. A partir de ese momento, tanto la vicepresidenta Ángeles Vázquez, como el conselleiro do Mar, Alfonso Villares, como el propio Alfonso Rueda comenzaron a señalar directamente al ejecutivo de Pedro Sánchez como responsable no solo de los episodios acaecidos hasta esa fecha, sino de los futuros desastres ambientales que pueda producir la llegada masiva de pellets a las costas gallegas a partir de este sábado.

Y es que la tercera pata de la estrategia del gobierno gallego del Partido Popular ha sido la de exigir al ejecutivo de Sánchez que actúe por mar y aire, con patrulleras y helicópteros, para interceptar los cientos de sacos (se estima que el 90% de la carga perdida) que todavía están flotando frente a las costas gallegas o quizá ya de la cornisa cantábrica. Una petición que resulta imposible de llevar a cabo debido a las dimensiones del océano Atlántico, la escasa visibilidad debido al oleaje, el tamaño de los sacos que contienen las bolas y, sobre todo, a la dispersión de los mismos. Lo enrevesado de esta situación es que Xunta es conocedora de que la misión que ha encomendado al gobierno central no se puede llevar a cabo. En la carta remitida por la consellería del Mar a los ayuntamientos el pasado 8 de enero se explica que “debido ás súas características non é posible a retirada dos residuos desde o mar, xa que non se atopa na superficie, polo que estas labores (las de limpieza) deber ser acometidas unha vez que alcancen a costa”.

El altavoz de la televisión pública

Toda una estrategia que ha tenido su altavoz mediático a través de la televisión pública, cuyos espacios informativos pasaron de dedicarle apenas unos minutos al suceso ambiental más importante de la última década en Galicia a realizar programas monográficos sobre el asunto. “El presidente de la Xunta pide al gobierno central que no ponga excusas para limpiar en el mar y ofrece la misma colaboración que la Xunta mantiene con los ayuntamientos”, “La Xunta cree que los esfuerzos se tienen que centrar en localizar en alta mar la carga perdida por el buque para minimizar su llegada a los arenales” fueron algunos de los titulares que comenzaron a verse rotulados en el canal público. Incluso la Radio Galega presentó por “error” como operario de limpieza a un alto cargo de la Xunta entrevistado a pie de playa. En concreto Isaac Gómez, el subdirector xeral de Meteoroloxía e Cambio Climático de Rueda, que intervino en un programa en directo rodeado de operarios con chaleco en un arenal limpio del municipio coruñés de Sada.

Una estrategia comunicativa que incluye han denunciado los propios trabajadores de la Radio Televisión Pública Galega, quienes convocaron protestas por la manipulación de las noticias sobre el vertido de pellets. El Comité Intercentros de la CRTVG denunció la ocultación de las noticias sobre el accidente en los informativos de los medios públicos en favor de Rueda y el ninguneo a las versiones del Gobierno central y la oposición en Galicia. Los trabajadores acusaron a la CRTVG de haber ocultado durante semanas cualquier información al respecto desde que se tuvo noticia del vertido, practicando “seguidismo” de los interese electorales del PP de Alfonso Rueda.

 

 

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