Lino Costas es, desde este pasado sábado, el nuevo coordinador nacional de Esquerda Unida en Galicia. Su elección tuvo lugar durante la XIV Asemblea Nacional celebrada en Santiago de Compostela, en la que se cierra una etapa liderada por Eva Solla, quien asumió el cargo en 2017, relevando entonces a Yolanda Díaz. Costas, trabajador del sector del metal en Ponteareas, asume ahora la responsabilidad de reforzar la organización en un contexto de importantes desafíos para la izquierda gallega.
El acto de clausura de la asamblea contó con la presencia del coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, que mostró su apoyo al nuevo equipo gallego y defendió la necesidad de seguir construyendo un proyecto político útil para la clase trabajadora. «Apostamos por unha organización ao servizo dos intereses da maioría social, en alianza cos movementos sociais e os sindicatos de clase. Esa é a fórmula que nos permitiu conquistar dereitos e debe seguir sendo a nosa guía», afirmó.
Maíllo reivindicó el papel de Izquierda Unida como actor político vinculado al movimiento obrero y a la lucha ecologista, y alertó sobre los peligros del auge de la extrema derecha en Europa y en Estados Unidos. «Non imos permitir que a dereita cace este país como unha peza máis. Estamos xogándonos un modo de vida e non imos ceder niso», advirtió.
«Non sobra ninguén»
En cuanto a los procesos de unidad dentro del espacio político de la izquierda alternativa, Maíllo apostó por un modelo abierto, donde «non sobra ninguén» y que se base en primarias y en el respeto a los resultados. «A unidade é parte da nosa natureza como proxecto político», aseguró.
Desde Galicia, Lino Costas mostró su compromiso con la organización y con el impulso de una izquierda que dé respuesta a los ataques del capital. «Estamos nun momento no que se están poñendo en cuestión dereitos que dabamos por garantidos, como as pensións. Fálase de sustentabilidade como escusa, pero é unha falacia. A única forma de defendérmonos é organizándonos e dando a batalla», afirmó.
Costas también criticó el aumento del gasto militar y los recortes sociales impulsados desde las instituciones europeas y apostó por una forma de hacer política más pegada al territorio. «Dende as periferias reivindicamos unha política colectiva, humilde, que se constrúa desde abaixo», dijo.