El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, compareció este martes en el Parlamento de Galicia para explicar la gestión de la mayor ola de incendios forestales en la historia reciente de Galicia, con 120.000 hectáreas calcinadas según los datos del Ejecutivo gallego.
En su intervención no ahondó en la «autocrítica» que había prometido y se centró en señalar a los incendiarios y en medidas dependientes de otras administraciones o de los propietarios de tierras, como la creación de una base permanente de la UME en Ourense.
Mientras tanto, BNG y PSdeG exigieron su dimisión inmediata por “incompetente”, ante lo que el PP, en boca de su portavoz parlamentario, Alberto Pazos Couñago, contraatacó llamando a Ana Pontón “hembra alfa de un clan de hienas” y a Besteiro, “cabecilla de buitres”.
Una estrategia de desvío
Las competencias en prevención y extinción de incendios recaen en la Xunta, gobernada por el PP desde hace 16 años. Sin embargo, Rueda insistió en señalar factores externos y justificó los fallos en la “situación excepcional” vivida en agosto, cuando se registraron 673 incendios en 62 municipios, que dejaron 120.000 hectáreas calcinadas, 144 viviendas arrasadas y más de 400 vecinos evacuados.
El presidente volvió a recurrir a la tesis de que “el monte arde porque alguien le prende fuego”, repitiendo un argumento habitual en la derecha gallega. Aludió a 35 personas investigadas y 17 detenidas, aunque mezcló sin precisión las figuras de incendiarios y pirómanos. También apeló al cambio climático y al envejecimiento poblacional, sin concreciones sobre medidas estructurales.
Lo más parecido a un reconocimiento de errores fue la batería de anuncios que, para la oposición, evidencian que se actuó demasiado tarde. Entre ellos, reforzar la limpieza de franjas secundarias —las áreas más cercanas a las viviendas rurales—, presentar el Plan director de la industria forestal antes de fin de año y mejorar las condiciones del personal de extinción.
Rueda también adelantó que solicitará al Gobierno central la creación de una base permanente de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Toén (Ourense). “El Gobierno central no debe recordar el rural solo cuando arde”, dijo, acusando a Madrid de falta de apoyo.
La oposición pide su dimisión
La líder del BNG, Ana Pontón, fue tajante: “Si no es responsable de nada, ¿para qué le pagamos el sueldo? Esta ola es consecuencia de su incompetencia y por eso debe dimitir”. Pontón denunció que la Xunta ocultó durante semanas que el fuego devoraba la Sierra de Pena Trevinca, el punto más alto de Galicia, y que ignoró la quema descontrolada del vertedero de A Rúa.
Por su parte, el secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, aseguró que Rueda se mostró como un “perfecto incompetente”. Recordó que el presidente tardó 12 días en aparecer públicamente, mientras la UME actuaba desde finales de julio, y acusó al PP de priorizar los intereses de Alberto Núñez Feijóo sobre los de Galicia. “El fuego no lo prendió usted, pero la responsabilidad sí es suya. Debe marcharse”, sentenció.
La oposición subraya que la Xunta ya contaba con diagnósticos y recomendaciones de expertos desde crisis anteriores —2017 y 2022— y que las 123 medidas aprobadas en el Parlamento para prevenir incendios siguen sin aplicarse. El resultado, recuerdan, es que Galicia afrontó el verano de 2025 con la misma falta de planificación y medios que hace siete años, y con un balance devastador: más de 120.000 hectáreas arrasadas y aldeas enteras al borde del colapso.
La tensión del debate escaló con la intervención del portavoz parlamentario del PPdeG, Alberto Pazos Couñago, que respondió a las críticas de la oposición con ataques personales. A Ana Pontón la llamó “hembra alfa de un clan de hienas”, mientras a Besteiro lo calificó de “cabecilla de buitres”. Lejos de reconducir el tono, defendió la gestión de Rueda y acusó a BNG y PSdeG de limitarse a pedir dimisiones “desde la hamaca” mientras ardía Galicia.