I-Lab, un centro especial de empleo sin fines de lucro se ha convertido en un referente de inclusión laboral y creatividad en A Coruña. Dirigido por el Grupo de Personas con Discapacidad de A Coruña (Grumico), este centro está transformando vidas y comunidades al brindar oportunidades laborales a personas con discapacidades físicas y mentales, y al mismo tiempo, ofrecer una amplia gama de joyería y artesanía gallega de alta calidad. I-Lab, cuyo nombre significa Inclusión Laboral, es uno de los centros especiales de empleo que forman parte de la Asociación Galega de Centros Especiais de Emprego de Iniciativa Social (Cegasal), una entidad que nace con un propósito claro: promover la inclusión social y laboral de personas con diversidad funcional. Este centro coruñés se ha convertido en un faro de esperanza para muchas personas que, a pesar de sus habilidades, se han enfrentado a barreras en el mercado laboral convencional.
La joyería I-Lab no solo existe en línea o en ferias y mercados; también ha dado el salto al mundo físico con una tienda en la calle Ramón y Cajal de A Coruña. El éxito de las piezas artesanales y la joyería elaborada en su taller motivó la apertura de esta tienda. Aquí, los clientes pueden explorar y comprar diseños únicos creados por trabajadores con discapacidad. La tienda se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad, donde los clientes aprecian no solo la calidad de los productos sino también la labor de inclusión que representa. I-Lab, tal y como explica su gerente, Javier Mouriño, ofrece oportunidades de formación y empleo a personas con discapacidades reconocidas igual o superiores al 33 por ciento. La Escuela de Joyería de Grumico es parte integral de este centro y proporciona titulaciones propias. Además de la joyería, el centro se dedica a la elaboración de piezas de artesanía gallega, reparaciones y adaptaciones. “Los trabajadores no solo aprenden y perfeccionan sus habilidades, sino que también contribuyen a la producción de joyas y artículos únicos”, asegura Mouriño.
Todos los productos de I-Lab se amparan bajo la marca “Artesanía de Galicia”. Esta etiqueta garantiza no solo la calidad de las piezas sino también el compromiso con la inclusión laboral y el apoyo a una causa noble. La tienda ofrece una variedad de productos, desde pulseras infinito hasta gargantillas de plata, y está abierta a propuestas personalizadas, como piezas para ocasiones especiales. “No hay dos piezas iguales y somos de los pocos talleres que hacemos piezas por encargo, fuera de catálogo. Nos han hecho diferentes encargos, desde un colgante gigante de un perro a unas plumas”. El gerente de I-Lab, Javier Mouriño, es una pieza clave en el éxito de este centro. Actualmente tiene 42 años y hace 22 sufrió una lesión que lo llevó a una silla de ruedas. “No fue hasta que realicé esta formación que conseguí mi primer empleo -cuenta- con 35 años, en 2016. Las oportunidades laborales para las personas con discapacidad son muy bajas o nulas en algunos casos”.
Actualmente I-Lab tiene a tres artesanos trabajando en sus talleres de la céntrica plaza coruñesa de Cuatro Caminos. Ángel Caamaño, Plácido López y Lucero García, una joven de 27 años que vio como su vida cambiaba de forma radical en 2020 a raíz de un liposarcoma que la dejó casi sin movilidad en una de sus piernas. Esta joven de espíritu valiente ha enfrentado desafíos de salud con determinación y, gracias a la intervención oportuna de Sonia, una trabajadora social de Cogami, ha encontrado una nueva pasión en el mundo de la joyería y una oportunidad laboral inesperada. “Yo estaba estudiando diseño de moda, en segundo curso, y tuve que dejarlo todo. Fue a raíz de una entrevista con la trabajadora de Cogami que conocí este curso de Grumico y decidí hacerlo como una forma de obligarme a salir de casa y volver a conectar con la realidad”. A pesar de que la joyería no era completamente desconocida para ella, fue una oportunidad de aprendizaje “emocionante” y un cambio inesperado en su trayectoria.
La formación en Grumico, que normalmente dura tres años, se convirtió en una vía de escape para Lucero, permitiéndole explorar su creatividad y aprender a diseñar y crear joyas únicas. A pesar de los desafíos que enfrentó debido a su enfermedad, Lucero está a punto de completar su formación, y sus creaciones ya han llamado la atención de I-Lab, donde ha sido contratada. La creatividad es lo que más disfruta Lucero de su empleo en I-Lab. Aunque la empresa se centra en la fabricación de joyas, ofrece a sus empleados la oportunidad de participar en todo el proceso de diseño y producción. Lucero asegura estar emocionada por la oportunidad de combinar su amor por la moda con su habilidad para crear joyas únicas. “Este empleo y la formación han sido oportunidades que le han permitido crecer como persona y adquirir nuevas habilidades”, asegura.
La labor de Cesagal
La labor de I-Lab es posible, en gran medida, gracias al trabajo que se realiza desde la Asociación Galega de Centros Especiais de Emprego de Iniciativa Social (Cegasal), donde se agrupan más de una veintena de centros especiales de empleo de catorce sectores diferentes. Su presidente, Herminio Martínez, pone el acento en el persistente estigma que rodea a la contratación de personas con discapacidad en las empresas convencionales. “En la empresa ordinaria todavía hay mucho estigma, todavía hay mucho miedo si el rendimiento de las personas va a ser efectivo o no”.
Por ello Cegasal, como entidad sin ánimo de lucro, tiene un cometido claro y valioso: “Nuestra labor es la divulgación de los centros especiales de empleo, aparte de lo que es también nuestra labor de asesoramiento y de reivindicación y defensa de nuestros derechos, tanto en lo que se trata de administración pública como de empresa ordinaria privada. Precisamente, Herminio Martínez también destaca los avances en la administración autonómica de Galicia en cuanto a la contratación reservada para personas con discapacidad, resaltando el liderazgo de la región en este ámbito. “Hay que decir que aquí en Galicia la administración autonómica en tema de contratación reservada está funcionando muy bien, es una de las pioneras en España”.
Sin embargo, el presidente de Cegasal hizo hincapié en que el propósito fundamental de los centros especiales de empleo va más allá de la contratación reservada. “Lo ideal es que los centros especiales de empleo funcionasen como un trampolín para que una persona adquiera unos conocimientos y una formación en lo que es el ambiente laboral y que pueda dar un salto a la empresa ordinaria”, comenta el presidente de la entidad. Reconoció que, aunque existen casos de éxito, el estigma aún persiste y muchas empresas privadas optan por otras medidas alternativas. “Una donación a fondo perdido a una entidad que promocione el empleo, y la opción que para nosotros también es la más coherente es la de establecer una relación comercial con algún tipo de centro especial de empleo que pueda suministrar algunos de sus servicios o algunos de sus productos”.