Mientras buena parte de la plantilla de Bimba y Lola celebraba el segundo premio de la Lotería de Navidad, Pedro se convirtió sin querer en el rostro del otro lado de la historia: el de los pocos trabajadores que no compraron el número del curro. Ni cinco euros, ni diez, ni “por si acaso”. Nada. Y ahora es él quien pone palabras —y bastante humor— a lo que se siente cuando la suerte pasa a medio metro… y no se detiene.
En un vídeo grabado desde una oficina casi vacía, con sillas sin ocupar y un parking donde sobra sitio, resume su situación con una frase que ya circula por redes: «Somos pocos los desgraciados». Lo dice entre risas, pero con esa mezcla de incredulidad y resignación que queda cuando descubres que te has quedado fuera del plan más rentable del año.
Cuenta que siempre ha sido de los que no creen en la lotería, de los que prefieren no gastar “ni cinco euros”, pero reconoce que después de lo vivido igual hay que replantearse la teoría. Porque, mientras sus compañeros celebraban los 31.250 euros que tocaban por participación, él recorría una oficina en silencio, sin charlas y con el aparcamiento medio vacío.
El vídeo se ha hecho viral en pocas horas y acumula miles de visualizaciones y comentarios. La mayoría son mensajes de ánimo, apoyo y bromas cómplices, pero también hay otros más malévolos que se ríen abiertamente de la situación y de su mala suerte, recordándole —con más o menos tacto— que “el número del trabajo se compra siempre”.
Pedro no se ha llevado el premio, pero sí algo que tampoco es poca cosa: convertirse en el representante improvisado de todos los que cada Navidad miran desde la barrera cómo otros celebran. Y dejar una lección que ya circula por medio internet: el décimo del curro no se discute. Se compra. Aunque solo sea por no acabar grabando el vídeo que no quieres grabar.

