“No soy una influencer de postureo, soy una disfrutona: una morro fino”

Nerea Armendáriz, madrileña de nacimiento y naronesa de adopción, guía a sus más de 15 mil seguidores a través de su enfoque “macarra” y cercano sobre la gastronomía de Ferrolterra y gallega en general

Nerea Armendáriz con degustando un plato de Diego, el chef de Fame Kanalla de Narón | ENFOQUES

Las críticas gastronómicas hace tiempo que ya no se buscan en la Guía Michelin. El fenómeno de los foodies cobra especial relevancia en Instagram, donde Nerea Armendáriz, creadora de la cuenta @lamorrofino, guía a sus más de 15 mil seguidores a través de su enfoque “macarra” y cercano sobre la gastronomía de Ferrolterra. “Es habitual que la gente venga buscando una recomendación para una mariscada, y aunque el marisco de la ría es muy bueno, aquí hay muchas otras cosas que vale la pena probar, como los chicharrones fritos, que solo se hacen aquí”.

Con más de 19 años viviendo en Galicia, esta madrileña ha conectado con la comida galllega, sobre todo con la local. “La gente me escribe diciendo que nunca había ido a Ferrolterra y que gracias a mis recomendaciones han descubierto restaurantes increíbles. Eso es lo que más me gusta, que la gente descubra Ferrolterra a través de lo que yo comparto”.

A sus 32 años, Nerea, que inicialmente hizo Graduado Social y Terapia Ocupacional, finalmente estudió el Máster de Marketing Digital, descubriendo que es lo que le apasiona (junto a la comida). Por eso,  en cosa de dos años ha cosechado miles de seguidores en su cuenta foodie donde aúna estos dos mundos y recomienda los lugares a donde va de una manera desenfadada y original con un sector que está en pleno auge.

“Al principio fue muy duro”

Después de estudiar el máster de Marketing Digital en la USC y meses antes de que estallara la pandemia, comenzó a manejar campañas de anuncios de redes sociales para marcas como Coca-Cola y el Parlamento Europeo en una empresa belga. “Todo fue muy rápido. Trabajé desde casa gestionando cuentas enormes y eso me dio un chute de realidad, me di cuenta de que todo el tema de redes me empezaba a gustar mucho, y que no era tan sencillo como la gente cree”. Sin embargo, el Covid-19 lo cambió todo. “Nos despidieron a los que llevábamos menos de un año, y ahí fue cuando pensé: ‘Es el momento de montármelo por mi cuenta’”

“Al principio fue muy duro”, cuenta que en ese momento acababa de mudarse a Narón y no conocía a nadie. “Pero me metí en un grupo de networking online y ahí empezó a rodar todo”, explica. Fue en ese contexto donde conoció a una agencia de marketing que la contrató como responsable del departamento de redes sociales. “Montamos el departamento desde cero. Estuve tres años allí hasta hace un mes que emprendí mi propio proyecto especializado en redes sociales para empresas” del que muy pronto nos hablará en su cuenta @lamorrofino.

“La gente cree que es solo ir a comer y ya está”

Ahora, explica que quiere llevar los las redes sociales de sus clientes “íntegramente y con total libertad para poder centrarnos en crear contenido de valor y viral”. Uno de esos clientes ya es su cuenta de @lamorrofino, que nace como una extensión de lo que ya hacía en su vida personal. Pero ampliar el círculo y compartirlo con más gente en la red social requiere de un trabajo más minucioso y conocer el algoritmo de Instagram y lo que pide. “La gente cree que es solo ir a comer y ya está, pero no es así. Cada post me lleva unas tres horas de edición, además de grabar los vídeos y preparar el contenido previamente”.

Nerea explica que esta cuenta personal ha sido “una especie de prueba y error, porque antes de aplicarlo a un cliente, lo pruebo conmigo”. Por eso se ha dado cuenta de que lo que realmente funciona es lo genuino: “No soy una influencer de postureo. Odio eso, porque incluso me da vergüenza que me reconozcan por la calle, solo soy una disfrutona: una morro fino”, confiesa.

 

 

Y es que gran parte del éxito que tiene en Instagram se debe a la gran interacción que tiene con sus seguidores. “Mi público objetivo está entre los 30 y 45 años, tanto hombres como mujeres, que les gusta disfrutar de la comida”. Una relación con su comunidad que es de ida y vuelta: “Ellos me mandan mensajes en plan ‘Nerea, este sitio me recuerda a ti’, y eso me hace mucha ilusión”. La “instagramer” reconoce que aunque no tenga una “cantidad inmensa de seguidores, tiene un engagement muy alto”.

“El primer `hater´ que tuve me hizo gracia”

Pero como en todo, también ha tenido que lidiar con el lado negativo de ser una figura pública en redes sociales: los haters. Aunque a ella no le disgusta demasiado. “El primero que tuve me hizo gracia”. Cuenta que le han dicho “de todo”: “Desde que no tengo ni idea hasta que estoy gorda porque no paro de comer. Pero no me afecta, yo respondo con un ‘gracias por comentar’ y sigo con mi vida”.

La clave para Nerea es no tomarse las críticas demasiado en serio: “Al final del día, sé que a la mayoría de la gente le gusta lo que hago. El 99% de los comentarios son positivos, y lo importante es no dejar que ese 1% te afecte”. Para ella, los haters no son más que una parte inevitable del éxito en redes sociales. “Cuando me insultan me faltan el respeto de verdad, simplemente bloqueo y no me complico. No tiene más”

Cómo decíamos, ahora, esta profesional del marketing está inmersa en un nuevo proyecto: crear de cero su propia empresa especializada en gestión de redes sociales, creando contenido viral y de calidad para empresas, y dando formaciones para éstas, tanto de redes sociales como de Marketing Digital en general. “Estoy empezando a dar formaciones sobre redes sociales, gestiono clientes, sobre todo en el sector de la gastronomía y turismo, y ayudo a pequeñas empresas a posicionarse en redes sociales y ser referente en su sector. Aunque aún no ha revelado el nombre de su nueva empresa, asegura que lo hará pronto. “Lo desvelaré en mi perfil de @lamorrofino muy pronto”.

Por ahora, su objetivo es consolidar su nueva aventura empresarial mientras sigue creciendo como influencer gastronómica. “Siempre he creído en crear contenido (tanto para La Morrofino como para mis clientes) con el que me sienta 100% a gusto y fiel a mis principios. El día que deje de ser así, prefiero parar y replantearlo todo. Porque al final, sin esa autenticidad, nada de lo que hago tendría sentido.”

 

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