La diocésis de Mondoñedo-Ferrol explica a sus sacerdotes cómo actuar ante casos de pederastia

El documento se acompaña de un código de buenas prácticas para la organización y desarrollo de las actividades con menores

El obispo monseñor Fernando García Cadiñanos | | DIÓCESIS DE MONDOÑEDO-FERROL

El obispado ha hecho público el protocolo de prevención frente a abusos sexuales a menores y personas vulnerables en la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. El documento responde a los criterios y normas establecidas por el papa Francisco y viene a complementar otros protocolos en vigor para la prevención, detección, denuncia y actuación ante este tipo de maltrato infantil publicados en diversas instituciones civiles y religiosas.

El protocolo que ahora se presenta ha sido adaptado a la realidad diocesana y nace de la conveniencia de proporcionar una guía sencilla y clara para que los responsables de parroquias, grupos pastorales, centros de formación, instituciones y personas que trabajan en el ámbito educativo y en la pastoral con menores y adolescentes dispongan de unos criterios orientadores y unos procedimientos de actuación ante posibles casos de abuso sexual a menores.

Su finalidad está centrada en ayudar a los sacerdotes y agentes de pastoral para que conozcan cómo deben actuar ante posibles casos de abuso sexual que puedan darse en las parroquias, centros de formación, instituciones y demás ámbitos de la pastoral diocesana en los que se trabaja en la educación de los menores o con adultos vulnerables.

El documento ha sido aprobado para uso interno en el territorio de la diócesis por decreto del obispo, monseñor Fernando García Cadiñanos, previa consulta con el consejo episcopal y la Comisión PROTEGE, por un período de tres años, permaneciendo abierto a la incorporación de la nueva legislación y normativa jurídica civil y eclesiástica que durante este período pudiera publicarse sobre la materia.

El documento se acompaña de un código de buenas prácticas, que pretende establecer pautas positivas en la organización y desarrollo de las actividades con menores y adolescentes de modo que la Iglesia se convierta en “ambiente sano” y “espacio seguro” del menor y de la persona vulnerable.

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