Anxo Barro siempre ha sido un apasionado del breaking, pero cuando entrenaba a un alumno en su garage en Neda, es cuando le llegó la idea que cambiaría el breaking gallego.
El resultado ha sido el Club da Rúa, los primeros en España inscritos en la federación española de baile deportivo y el único club en Galicia. “Nos unimos los que más tiempo llevábamos en la escena y ahora estamos dando clase a la siguiente generación”, explica Barros.
Para él, la inclusión del breaking como modalidad deportiva hace un año le ha dado un pequeño boom, y los números le dan la razón. Previo a esta inclusión y a la existencia del club, no había ni 16 competidores en toda la comunidad, ahora el número ronda los 60, 40 de ellos menores de edad. Para Anxo el avance es claro, y el futuro esperanzador: “Hay muchísima cantera, antes no podías hacer una competición y ahora hay una liga”.
Los inicios del breaking
Break dance es el nombre comercial que se le puso a esta modalidad que en realidad se llama break. Nace en Nueva York en los años 70, en el seno de la cultura del hip hop y la cultura urbana. A mediados de los 80 se comercializa y se dio a conocer al mundo, principalmente a través de las películas.
Pero es un deporte en el que siguen pesando viejos prejuicios. “Tanto fuera como dentro. Fuera lo venden de una manera despectiva, porque la gran parte de la sociedad está en la imagen de los años 85, que no tiene nada que ver con lo que es ahora. Dentro de la escena, hay una guerra entre si es danza o deporte”, explica el profesor y presidente del club.
De las calles a los juegos olímpicos
En diciembre de 2020 se declara oficialmente el breaking como deporte, y en los Juegos Olímpicos de París 2024 se convertirá en deporte olímpico. Una fecha muy anhelada por aquellos amantes del deporte por varias razones. “Yo creo que el breaking va a hacer mucho más ruido, porque hay mucho desconocimiento a nivel medios, instituciones… Creo que Paris va a ser el top, y que cuando los niños lo vean, van a querer hacerlo”, cuenta un ilusionado Anxo Barros.
Por otra parte, la cuestión práctica. Aumentan las ayudas, y los que lo practican pueden ser reconocidos como deportistas. Eso también trae una regulación y profesionalización del deporte, así como la garantía de un seguro deportivo. “Antes íbamos por cultura y ahora vamos por deporte. Que nos consideren deporte ya es una garantía, pero deporte olímpico es como el ticket VIP”.
Una actividad que le puede enseñar mucho a los niños, pero que es para todas las edades. “En el breaking se valora lo atlético y la actividad física, pero además lo creativo y la parte artística.” También se transmiten todos los valores de trabajar en equipo ya que las categorías son numerosas: parejas, grupo contra grupo, mixto, uno contra uno…
Para Barros, todo depende de como te lo tomes tú. Si quieres tener posibilidades a nivel competitivo, la exigencia es mayor (2 horas al día, 5 días a la semana), pero a nivel formativo con 2 a 4 horas a la semana es suficiente. “Si te sirve como recreación, puedes ir a jams, que es más una fiesta que una competición”, cuenta.
El presente y futuro del Club da Rúa
El Club da Rúa tiene deportistas repartidos por toda la geografía gallega, pero, además de los eventos que organiza el propio club, la liga Xunta es otra oportunidad de reunirse.
La Liga Xunta es una competición de 10 eventos que ha recorrido Lugo, Noia, Santiago de Compostela, A Coruña… La última jornada, que cierra esta temporada, es en el Vialia de Vigo, el 18 y 19 de diciembre.
Pero entre los eventos del calendario, destaca la tecnificación de Narón. El 2, 3 y 4 de enero el equipo nacional de breaking acudirá a la localidad coruñesa para formar a los mejores deportistas de Galicia, los que han quedado primeros en la liga. Entre las visitas estará la de Xak, cordobés que ha quedado entre los 8 mejores del mundo en el mundial, y la de Lau, ambos campeones de España de breaking.
Respecto al futuro, el presidente del club se muestra optimista y decide soñar a lo grande. “Queremos seguir siendo referentes en España junto con otros clubs, pero queremos que un gallego represente a España en los Juegos Olímpicos de 2028 o incluso colar a alguno en Dakar 2026. Parece un objetivo muy ambicioso, pero tampoco estamos tan lejos”, explica Barros, orgulloso de su equipo.
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