A Paula Pérez, de 20 años, le cambió la vida en una consulta médica a miles de kilómetros de casa. Estaba estudiando Administración de Empresas y jugando al baloncesto en Estados Unidos cuando recibió un diagnóstico tan devastador como inesperado. «Cuando me dijeron que tenía un tumor, me quedé en shock y ya no quise saber nada más”.
Había llegado a Nueva Jersey desde Ferrol —donde jugó en el Baxi hasta los doce años y, posteriormente, en el BBCA, club que la ha apoyado siempre y donde ahora entrena a un equipo de niños— con una beca de baloncesto. Cursaba segundo en Georgian Court University Lions, una universidad de la división 2 de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), cuando el aviso le llegó nada más empezar la temporada en forma de un dolor muy intenso en la costilla. “Pensaba que podía ser cualquier cosa: una sobrecarga, un golpe, algo de las pesas…”. Las molestias iban y venían. “Había semanas que no entrenaba y otras que sí, porque me sentía mejor”.
«Nunca se me pasó por la cabeza que fuese a tener esto”
Tras una radiografía en la que no se detectó nada, Paula insistió en que le hicieran una resonancia. Lo que encontraron fue un sarcoma de Ewing, un tipo de tumor poco común que afecta principalmente a adolescentes y adultos jóvenes. En el caso de Paula, el tumor estaba localizado y no se había extendido a otras partes del cuerpo. “Dentro de lo que cabe, fue una buena noticia”, relata.

Le dieron el diagnóstico un 8 de diciembre de 2023 y al día siguiente ya estaba en un avión de vuelta a Ferrol. “Se lo conté a mis padres por teléfono y ya vine para aquí. Fue todo muy rápido”. A la consulta había ido acompañada de una amiga americana por si surgían dudas con el idioma, pero el impacto fue tan fuerte que apenas recuerda nada más. “Cuando me lo dijeron, pensé en lo peor. Y desconecté”.
Un proceso difícil
Ya en casa, arropada por su familia, Paula comenzó un proceso largo, con momentos difíciles pero también con avances importantes. Paula ha pasado por seis meses de quimioterapia, una operación y otros cuatro meses más de tratamiento preventivo, «por si quedaba alguna célula por ahí». Cuenta que desde entonces todo ha ido bien y ahora está con las revisiones trimestrales. Hace énfasis en el importante papel que ha jugado la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en todo este proceso. “No sabía ni qué servicios daban. Pensaba incluso que había que pagar. Vine para informarme y me ayudaron muchísimo”.
Rosalía Fernández, psicóloga sanitaria de la AECC, explica que ese desconocimiento es muy habitual. “Tenemos atención psicológica, social, nutricional, fisioterapia, logopedia que se facilita de manera gratuita, seas o no socio. También prestamos pelucas y material ortoprotésico. Es habitual que muchas personas no sepan de estos servicios hasta que se enfrentan directamente a la enfermedad”.
Fernández insiste en la importancia de no afrontar esto en soledad. Recomienda ir acompañado a todas las consultas, sobre todo si se espera una noticia importante, porque el impacto emocional es muy grande y contar con apoyo para entender la información y resolver dudas puede marcar una gran diferencia. «También sugerimos llevar preguntas por escrito, para no quedarse con dudas”, explica.
«La investigación ha avanzado mucho, pero las emociones siguen ahí»
Desde la AECC también se presta apoyo a las familias. “El diagnóstico no solo afecta al paciente, sino a todo su entorno. Desde la atención psicológica les ayudamos a gestionar todas la emociones que aparecen tras un diagnóstico de cáncer», aclara la profesional.
A Paula, lo que más le ayudó fue no parar. “El principio es duro para todos, pero cuando vas asimilando lo que tienes, estar acompañada me ayudó muchísimo. También me sirvió mucho distraerme. “Conozco gente que me dice que no tiene ganas de ir a ningún sitio, y es normal, porque la quimio te deja efectos secundarios muy duros. Pero hay veces que, aunque no tengas fuerzas, obligarte un poco a salir con tus amigas o con tu familia te hace desconectar. A mí me ayudó mucho”.
“Incluso me replanteé dejar la carrera. Pensé que igual la enfermedad me iba a ocupar demasiado tiempo, pero seguir online fue la mejor opción”. Hoy, Paula sigue adelante con sus estudios, las revisiones y siempre respaldada por la gente que la quiere y que está pendiente de ella en todo momento.
Desde la asociación recuerdan que cualquier persona puede acudir en cualquier momento, tanto pacientes como familiares. La atención psicológica, social, logopédica, nutricional y fisioterapéutica está disponible de forma gratuita, y el teléfono 900 100 036 atiende las 24 horas del día, todos los días del año.