“Siempre soñamos con tener una finca, con animales y huerta. Era un sueño hasta que nos dimos cuenta de que podríamos cumplirlo”. Y ese sueño se hizo realidad en Vilarrube, Valdoviño. Nadeche y Mike son una pareja holandesa que acaba de comprar dos construcciones en ruinas en esta parroquia costera, para transformarlas en impresionantes casas en contacto con la naturaleza donde demostrar que un estilo de vida más ecológico es posible.
Nadeche domina a la perfección el castellano, sin embargo, un campo semántico que controla maravillosamente es el de la construcción. De hecho, para deletrearnos su nombre ha utilizado “d, de dormitorio”. Esta holandesa de 27 años y Mike, su pareja, llegaron en febrero de 2019 a Galicia. “Yo estudié biomedicina en Holanda, pero no me encantaba el trabajo, así que mi novio me dijo de empezar una aventura. Nunca habíamos estado en Galicia pero vimos fotos y escuchamos buenas opiniones”, cuenta Nadeche.
Así que los dos jóvenes partieron desde La Haya en autocaravana para recorrer Galicia y Portugal. “Galicia es más tranquila, la naturaleza es más pura y queríamos tener una huerta con verduras y frutas y en Galicia llueve mucho, justo lo que se necesita”, bromea.
Tras varias semanas en este rincón de la península, la idea de mudarse cobró peso. “Buscamos casas en ruinas y acabamos en una cerca de Vilarrube. Aunque al final no compramos esa construcción, nos enamoramos de la zona, es muy calmada, la playa ofrece un surf muy bueno”. Mike, la pareja de Nadeche, es instructor de surf y además instalaba paneles solares en Holanda.
La profesión de Mike, sumada a que ambos cuentan en su familia con personas relacionadas con la construcción, confirmó el proyecto: ellos mismos reformarían la casa. Conjugando experiencia y aprendizaje constante se pusieron manos a la obra, “y en los tiempos modernos, internet siempre ayuda”, subraya Nadeche.
De una ruina a casa con dormitorio abuhardillado
La finca que compraron incluía dos construcciones, así que comenzaron reformando la de menor tamaño que ahora ya luce completamente acondicionada. En algunas fotografías antes de la reforma, la hiedra abundaba y la construcción no tenía tejado. Sin embargo, tras meses de trabajo, la ruina se ha transformado en una acogedora casa de piedra, con luminosos ventanales y hasta un dormitorio abuhardillado. Con sus propias manos, esta pareja ha construido una casa diga de revista, con porche y pequeños rincones. Durante las obras, la autocaravana que les trajo hasta España les servía de refugio.
“Aunque los materiales son caros, al hacerlo todo tú mismo ahorras mucho dinero, necesitarías albañiles trabajando todo el tiempo”, recuerda Nadeche. Ahora están centrados en reformar la segunda construcción, más grande y que necesita mucho más trabajo. “Lo más importante es ver las posibilidades de estas ruinas. Mi madre y su pareja, que era constructor, compraban casas viejas que luego reformaban, así que ya vi que siempre es posible hacerlo tú”, explica.
De Holanda, dicen que echan de menos “familia y amigos, sobre todo con el COVID-19”. También echan en falta esa manía por la rapidez de los países del norte de Europa, aunque, según Nadeche, cuando vuelve a Holanda, añora “la tranquilidad y la naturaleza de Galicia, lo que nos trajo a vivir aquí”.
Nadeche está temporalmente de nuevo en su país natal, pero por una razón de peso: colaborará con unidad que trabaja en vacunas contra el COVID. “No solo es un trabajo bueno sino que también es una buena causa”, explica la holandesa, quien prevé volver a España para continuar con la reforma de su hogar.
El objetivo de la pareja con la rehabilitación de estas dos construcciones es “demostrar que se puede vivir de una manera más cerca de la naturaleza”. Ambos se muestran contrarios a los pesticidas y al maltrato animal, por lo que quieren ser “un ejemplo de hacer las cosas de una forma más ecológica”.
Por tanto, cuando terminen la reformar, Nadeche y Mike tienen previsto abrir la finca para alquilarla, dar clases sobre su huerta y otro tipo de actividades en este maravilloso enclave natural. Además, la pareja ha adoptado dos perros que ya son “españoles”, ambos fueron recogidos en una protectora ferrolana.
En su cuenta de Instagram, Nadeche y Mike han ido contando todo el proceso de construcción de su proyecto, la Finca Ola Verde:
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